1. Tres noches durmiendo en una cabaña con su padre


    Fecha: 24/08/2024, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... y los gordos pezones de sus tetas medianas, tirando a grandes, duras y casi piramidales, quedaron mirando al techo. Cuando su padre se levantó de la silla para ir para cama y vio aquella maravilla, la polla se le puso dura. Eugenio se acercó a un metro escaso de la cama para verla mejor. Sacó la polla y comenzó a menearla mirando para las tetas de su hija. Dulce, que tenía la cabeza girada hacia donde estaba Eugenio se despertó al sentir al viento silbar sobre las copas de los árboles, entreabrió los ojos y vio lo que estaba haciendo su padre. Giró la cabeza hacia el otro lado, y al hacerlo descubrió que estaba destapada y con las tetas al aire. No se tapó. Al ratito volvió a girar la cabeza hacia su padre y con los ojos casi cerrados vio cómo la gorda cabeza de la polla aparecía y desaparecía bajo la piel. Su coño se empezó a mojar. Poco después Eugenio se corrió agarrando la cabeza de la polla.
    
    Al acabar de correrse abrió la mano y mirando para el coño de su hija y lamiendo la leche de la palma la volvió a menear y se volvió a correr. Esta vez la leche cayó en el piso de madera.
    
    Dulce no sabía donde se habían ido los modales refinados de su padre, pero el Eugenio cerdo le había dejado el coño mojado.
    
    Eugenio al acabar de correrse limpió la leche del suelo con un pañuelo, lo guardó en el bolsillo y luego fue hasta la cama, le puso bien la bata a su hija, le ató el cinturón, la tapó con una sábana, cogió una manta, la echó en el piso y vestido se echó a dormir sobre ...
    ... ella.
    
    Tiempo después la mano izquierda de Dulce cogía su teta derecha y la apretaba. Dos dedos de su mano izquierda se metían dentro de su coño, luego salían del coño y mojados acariciaban su clítoris... Al ratito recordando cómo su padre lamía la leche de su palma y luego cómo salía leche de su meato imaginó que esa leche caía en su coño, que se lo lamía y empezó a correrse. Quitó la mano de la teta y tapando la boca se acabó de correr. La cama comenzó a moverse con los temblores de su cuerpo y Eugenio supo que su hija se estaba corriendo. La polla se le volvió a poner dura, pero no volvió a masturbarse.
    
    Al despertar por la mañana a Dulce le llegó un olor que nunca había olido. Se incorporó y vio a su padre tomando una taza de café.
    
    -¿A qué huele, papá?
    
    -A café recién hecho y a cocido.
    
    -Pues huele de maravilla. No mires que me voy a vestir.
    
    Se vistió y al rato estaba tomando su primer café solo con azúcar y comiendo un par de huevos fritos.
    
    No voy a pararme en lo que hicieron durante el día, solamente diré que al mediodía se pusieron morados de cocido, un cocido que llevaba carne de ternera, costilla, cabeza de cerdo, chorizos, unto, verduras, patatas...
    
    La segunda noche.
    
    Dulce ya estaba en cama cuando su padre se quedó en calzoncillos y se se metió por debajo de la manta y por encima de la sábana.
    
    A los diez minutos de un silencio insoportable, por lo tensa de la situación, Eugenio, que estaba de espaldas a su hija se dio la vuelta y le entró a ...
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