Amalia
Fecha: 09/09/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Fantasma Verde, Fuente: CuentoRelatos
... posibilidad de cogérmela esa noche… o algún otro momento? Debía saberlo, era ahora o nunca.
- Yo seré tu novia entonces, de mentiritas, pero tienes que obedecerme en todo ¿eh? – Dijo burlona. Yo fingí reírme ante aquella insinuación, pero en realidad hizo que se me pusiera como piedra. – Es más, si me ganas te voy a dar una sorpresa – me dijo al tiempo que se servía otra copa.
- ¿Qué clase de premio? -balbucee incrédulo ya con una dolorosa erección. Ella solo empinó su copa con la mirada fija en mi entrepierna. No podía pensar correctamente y estaba muy ansioso. ¿Qué querrá decir con eso? Sus ojos pasaban de mi mano a mi entrepierna y sonreía de manera muy sugestiva, mientras yo temblaba de ganas sin saber qué hacer. Después de un rato de mover piezas casi al azar, finalmente llegó la jugada que esperaba - Jaque. - Dije al poner la reina a 2 casillas del alfil.
Amalia rio y se llevó una mano a la frente, como no pudiendo creer que le ganara semejante apuesta. Le di un sorbo a la copa ya casi vacía mientras ella retiraba el tablero de la mesa con las piezas aun sobre él. Y justo cuando me iba a acomodar en el sillón, se sentó sobre la mesa frente a mí, abriendo las piernas. Estaba atónito, de piedra. Amalia sonrió una vez y poniendo sus manos en mis hombros me dio un sonoro beso en la mejilla.
- ¿Con eso basta?
- No creo. - Me dio un beso en la otra mejilla, pero esta vez más largo y silencioso.
- ¿Ya?
-No, aún no. - Se inclinó hacia mí y me besó ...
... nuevamente en la mejilla, pero muy cerca de los labios. "Ya está, es todo o nada", pensé. Entonces, en un arranque de valentía y ya con el ligero mareo del alcohol como respaldo, la tomé del rostro y la besé. Jamás en mi vida hubiera imaginado que tendría una cita con ella o, más bien, que un encuentro casual se convertiría en algo sexual. Aquel beso se sentía como un triunfo y hasta ese momento era lo más excitante que me había pasado. Ella me correspondió de inmediato y su lengua pronto alcanzo la mía. Comenzó a respirar más rápido y casi de un salto se sentó sobre mí. Su agilidad me tomó por sorpresa al igual que su iniciativa y sin separar sus labios de los míos se desabotonó la blusa. El corazón, al igual que mi pene, casi se me salen del cuerpo cuando sus pechos, a punto de reventar el sujetador, saltaron hacía mí. No quería perderme nada, ni un solo centímetro de ella. Mis manos aprisionaron sus pechos y cuando pase un dedo por sus pezones, que ya estaban duros como piedra, dejó escapar un profundo suspiro. Con la boca alternaba entre sus su cuello y sus tetas, haciendo que se retorciera un poco y moviendo las caderas instintivamente sobre mi pene, que pugnaba por salir del pantalón. Le quité el sujetador como pude y sus blancos pechos cayeron finalmente sobre mi cara; eran sumamente suaves y aún más grandes de lo que parecían y cuando mi lengua tocó su pezón gimió fuertemente. Pasaba de uno a otro con la lengua mientras presionaba mi pene en su entrepierna. Ella hacía lo ...