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Éramos tres en la sala (partes 1 y 2)
Fecha: 03/10/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: lem, Fuente: CuentoRelatos
... de darle un codazo y decirle que el amigo estaba más despierto que él pero no lo hice. Estaba molesta pero no con mi marido ni con su inocencia, tampoco con nuestro amigo (con quien siempre he sentido franca simpatía y algo de deseo) que me acarició a placer, el enfado era conmigo misma porque aun sabiendo que era él quien me había metido mano, tenía que reconocer que me había fascinado. Me encantaron las caricias y lo que disfruté también fue la morbosa situación en que me las hizo ya que la humedad en mis pantimedias hacía tiempo que no la sentía y menos viendo una película frente a mi marido. Entonces tomé la decisión de hacerle caso a mi esposo de quedarme quieta para no “despertarlo”. El morbo de la situación me había puesto a mil y quería saber hasta dónde llegaríamos así que adopté la misma posición que él, me recosté en el sofá a su lado, eché la cabeza para atrás y me dispuse a dejarlo hacer pero antes cerré los ojos porque quería disfrutar al máximo todo lo que viniera a partir de ese momento. Al recostarme inmediatamente sentí su mano sobre mi vagina la cual me frotaba a placer, yo disfrutaba al máximo soltando jugos, tantos que cuando se dio cuenta de que sus dedos estaban mojados los llevó a su nariz para oler mi elixir haciendo como que se rascaba la cara para que mi esposo no se diera cuenta. Aquel gesto de ver que olía mis líquidos vaginales en presencia de mi marido enervó mi calentura hasta el punto que mis pezones me ardían y necesitaba ...
... un buen apretón pero era claro que no lo podía hacer y en cuanto me volvió a meter la mano debajo de la manta yo misma la puse entre mis muslos y la apreté contra ellos frotando mi húmeda vagina sobre sus dedos hasta que me vine como una perra en celo. Lo bueno que me dejó un rato quieta, seguro se dio cuenta y eso me dio tiempo para reponerme. Cuando pensé que todo había pasado sujetó una de mis manos y la llevó a su entrepierna, me incitaba a acariciarle la pierna y lo hice con gusto, noté que estaba excitadísimo y cuando llegué cerca de su erección me dio pena y retiré la mano. Nuevamente tomó mi mano y la colocó esta vez sobre su falo, entonces me decidí a darle placer, le pasé la mano por toda la verga que estaba durísima y ardía de caliente. Dios, no recordaba haber estado tan caliente en toda mi vida, era consciente de la presencia de mi esposo a escasos centímetros y eso contribuía a aumentar mi calentura así que decidí dar un paso más en esa morbosa aventura, comencé a frotarle la verga con fuerza. Claramente sentí como su pene palpitó en el momento en que lanzaba el semen a borbotones por debajo de su pantalón hasta que humedeció mi mano. Había ordeñado a mi amigo por primera vez y en presencia de mi marido y me había encantado hacerlo. Ahora se tenía que quedar ahí sentado, quieto y cubierto con la manta ya que la mancha en su entrepierna era muy evidente y sería una tragedia si mi marido viera esa escena. Al final de la película mi esposo se ...