1. Luis y María


    Fecha: 07/10/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lo visto. Su respuesta me cabreó. La niñata creía que podía probarme un minuto y tener escrúpulos al segundo siguiente. Me la estaba jugando y si estábamos haciendo aquello quería apurarlo durante todo el tiempo que pudiese. De perdidos al río joder, ya dice el refrán que comer y follar todo es empezar.
    
    - ¡Ni hablar! - Respondí - Te voy a follar cuando y donde me dé la gana. Menuda golfa estás hecha.
    
    Acerqué mi rostro al suyo tratando de intimidarla mientras la derretía por dentro a pollazos. Quería que se volviese adicta a mí y solo tenía una oportunidad. En medio de todos aquellos jadeos contenidos y la pasión que amenazaba desbordarse vi que estaba a punto de romper la cuerda porque me devolvió la mirada seria como témpano de hielo. No vi llegar el tortazo que me santiguó la mejilla. Con la sorpresa me hizo retroceder un poco, saliendo de su interior y permitiendo que se incorporase. Me obligó a quedar de espaldas, con mi hombría apuntando al techo y antes de darme cuenta, cuando pensaba que se iba a marchar ...
    ... indignada, dejándome a medias, se empaló con fuerza. Daba pequeños y vigorosos saltitos sobre mi miembro. Al ponerse encima había tomado el control del acto sexual, en ese juego de tira y afloja que yo había iniciado.
    
    - Solo esta vez y ni una más. Natalia es mi amiga y no voy a joderle el matrimonio. Así que fóllame fuerte que no vas a repetir.
    
    Llevó su mano a su coño y se separó con los dedos los labios vaginales para mostrarme en detalle cómo a cada empellón mi polla entraba un poco más. Lo hizo esta vez con violencia, acompañando con fuerza la caída y se penetró hasta la empuñadura. Sentí que temblaba y le llegaba el segundo orgasmo del día. Yo estaba al borde del desbordamiento. No podía responderle porque estaba tratando desesperadamente de contener mi eyaculación. Si solo iba a ser aquella vez tenía que durar lo más que pudiese.
    
    Echando el cuerpo hacia atrás mi mirada alcanzó el espejo de cuerpo entero que ocupaba una de las esquinas del dormitorio y en su reflejo vi a Natalia, llorando mientras nos observaba. 
«12»