1. Necesito el trabajo


    Fecha: 16/10/2024, Categorías: Infidelidad Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba justificada dadas las circunstancias.
    
    —Yo... lo que me pide... yo.
    
    —Mira Laura, esto es una oportunidad que te doy, pero depende de ti. Si no te convence ahí tienes la puerta. Recibirás el finiquito y una carta de recomendación para encontrar otro trabajo... sé que es difícil, pero bueno, no sería el fin del mundo... es lo que hay.
    
    La mujer pensó a toda prisa, no podía llegar a casa y decir que la habían echado, no podía complicarse la vida ahora, su hija, su marido... todos dependían de ella y...
    
    —Esto, esto no saldría de aquí verdad...
    
    El jefe se levantó y se acercó a la empleada. Cogió una de sus manos, levantó con la otra su mentón y mirándola a los ojos respondió.
    
    —100% privado.
    
    Y a continuación añadió apoyando la mano en la cabeza de Laura y empujándola hacia abajo.
    
    —Agáchate, de cuclillas.
    
    Luego se desabrochó los pantalones y se bajó los calzoncillos dejando su miembro a la vista de su empleada.
    
    Laura reaccionó mecánicamente, agarró el falo entre sus manos y comenzó a ...
    ... masturbarlo.
    
    —Mírame. Quiero ver tus ojos.
    
    La mujer levantó la mirada mientras hurgaba con sus dedos el capullo. Luego abrió la boca besó el pene y metiéndolo en su boca, empezó a chuparlo. Algunas gotas de la abundante saliva, resbalaron por la comisura de sus labios y una sensación de cosquilleo recorrió su bajo vientre mientras escuchaba los entrecortados jadeos de aquel hombre.
    
    Dos minutos bastaron para que Pedro eyaculase en el rostro de su empleada.
    
    Luego sacó del bolsillo unos pañuelos de papel y limpió el rostro de la mujer. A continuación, eliminó como pudo el semen que había caído sobre sus huevos.
    
    —Y ahora viene el castigo. Has sido una chica mala y mereces que el tío Pedro te de unos buenos azotes.
    
    —Ven aquí... vamos, desnúdate, el culo al aire, eso es, sobre mis rodillas. Qué rajita más rica...
    
    Fuera del despacho, Juan y el resto de empleados trabajaban ajenos a lo que ocurría entre su jefe y una de sus colegas, ajenos al sonido de los azotes que calentaban el trasero de Laura. 
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