EL CASTIGO DE CLAUDIA I
Fecha: 21/10/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: zaphyre, Fuente: RelatosEróticos
... Claudia, su nieta — dijo con una sonrisa coqueta.
Rápidamente, Manuel apartó la mirada del redondo culo de la joven, sintiéndose avergonzado por su reacción. — El gusto es mío, Claudia.
Desde la cocina, la abuela llamó a Manuel para que dejara la caja encima de la encimera. Esa interrupción rompió el hechizo del momento y se dirigió a la cocina con las frutas y verduras.
Claudia siguió limpiando, pero aquel hecho la había dejado confundida y ligeramente excitada. El recuerdo de la mirada de Manuel sobre su jugoso culo le hizo sentir una mezcla de nerviosismo y excitación. Su mente se llenó de imágenes atrevidas y fantasías lascivas por unos instantes. Mientras pasaba la mano por su frente, sintió el calor de la excitación palpitar entre sus piernas sin saber muy bien por qué.
Manuel saliendo de la cocina sostenía la caja vacía en sus manos mientras la abuela salía de la cocina para despedirse cortésmente. Se dirigió hacia la puerta, listo para irse.
En ese momento, Claudia se adelantó con la excusa de abrirle la puerta, dejando a la vista una vez más parte de su provocativo culo, esta vez intencionadamente. La mirada lasciva de Manuel se clavó en aquel tentador espectáculo. Se despidieron mientras se cruzaban en la puerta, y con un poco de atrevimiento, Manuel posó los ojos un segundo en las turgentes pechos de Claudia, que asomaban por el escote del holgado top que llevaba puesto.
— Hasta otro día, Manuel— dijo con una sonrisa más que coqueta.
Manuel ...
... se giró deleitándose una última vez con aquel cuerpo color canela que invitaba a la lujuria.
— Ehh… Si hasta otro día…— dijo saliendo de la hipnosis que provocaba Claudia en él.
Finalmente, Manuel se marchó y Claudia cerró la puerta detrás de él. Se dirigió rápidamente al salón, diciéndole a su abuela que no se encontraba bien y que luego continuaría.
— Como de costumbre, poniendo excusas— le recriminó su abuela. Claudia, sin hacerle mucho caso, cerró la puerta de su habitación y se encerró en ella.
Claudia se tumbó en la cama, sintiéndose extrañamente alterada y con el recuerdo de las miradas lascivas del hombre maduro en su mente. Sin poder resistirse, metió la mano dentro de su short al encuentro de su coño que ya había comenzado a mojarse. Sus dedos se deslizaron sin pudor por su raja húmeda, mientras sus movimientos se volvían más frenéticos.
Con una mano ocupada en su coño caliente, la otra se dedicó a amasar y apretar sus tetas, pellizcando sus pezones duros y oscuros con lujuria desenfrenada. Un gemido ronco escapó de sus labios, mezclándose con el sonido de sus jugos empapando su entrepierna.
Claudia se masturbaba sin miramientos, arremetiendo contra su clítoris hinchado y sensible con furia y pasión desenfrenada. Los gemidos fueron apagados con la almohada, su abuela estaba al otro lado de la puerta. Sus finos dedos se adentraban más y más, llevándola al borde del abismo del placer.
Finalmente, en una explosión de puro éxtasis, su cuerpo se ...