Sonia mi amiga dominatrix
Fecha: 02/11/2024,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: ismael_porn, Fuente: RelatosEróticos
Ayer fue un gran día. Quedé con mi amiga Sonia, con la que hacía mucho que no quedaba. Quedamos por una zona donde había muchas casas abandonadas, para dar una vuelta y hacer el mongolo por ahí. En ese momento yo desconocía lo que iba a pasar ese día, pues yo no sabía nada. Sonia ya tenía el plan bien trazado, porque ya le había contado que me gustaba ser dominado.
Llegué al lugar un poco confuso, ya que desconocía la zona. Allí me estaba esperando Sonia. Me resultó curioso que llevaba una mochila, cosa que rara vez pasaba. Estuvimos un rato dando vueltas por ahí de risas, hasta que nos sentamos en un banco. En el banco se sentó justo al lado de mí, y me susurró al oído “vas a ser mi perrito sumiso”. Y en menos que canta un gallo me puso un candado de castidad, una chapa de perro con mi nombre y su número de teléfono y una correa de pasear al perro en el cuello. Una vez me puso todo esto me llevó a una de las casas abandonadas que había. Estaba cachondísimo, pero no podía tenerla dura porque tenía el candado. Dentro de la casa había un camino formado por pinzas. Estas pinzas me las iba poniendo por todo el cuerpo, empezó por los huevos y siguió por el pecho. Cuando el camino de pinzas acabó llegamos a un cuarto, donde había una cruz en la que Sonia me ató. Seguía con la mayor parte de mi cuerpo llena de pinzas, pero eso tiene rápida solución. Cogió una manguera con agua a presión y fue disparando agua, pinza por pinza hasta llegar a las de los huevos. Una vez llegó a las ...
... pinzas que había en los huevos, las fue quitando poco a poco estirando muy despacio. Sentí un gran alivio cuando quitó la última pinza, ya que tardó mucho y fue doloroso pero placentero. Después de ya quedar sin pinza alguna, empezó a desatarme para cambiar de sitio. Me llevó a otra habitación, en esta había una cama a la que me ató. Esta vez era algo totalmente inesperado, puesto que una vez atado me quitó el candado de castidad. Este acto que parecía bueno no lo era, sino todo lo contrario, una acción para poderme dejar orinar. Pero no de cualquier manera sino que para que pudiese orinar porque no tenía ganas, me puso un tubo en la boca por el que me hacía beber agua. Para hacer tiempo mientras se llenaba mi vejiga, cogió su camiseta de tirantes blancos y la llenó de agua para asfixiarme. Después de estar un rato asfixiándome no me podía aguantar más las ganas de orinar, con lo que se sentó en mis rodillas y empezó a hacerme muchas cosquillas. Las cosquillas llegaron a tal punto de que no pude aguantar más y ello provocó un gran chorro de orina el cual dirigió hacia mi cara y mi cuerpo. Esto la verdad fue bastante humillante, aunque yo seguía con una erección brutal. Después de toda esta tortura me llevó a la habitación final. Esta habitación era el típico vestuario de un campo de fútbol, pero en una casa, y debo decir que fue donde mejor lo pasé. Ya en la habitación, Sonia me volvió a inmovilizar con un montón de cuerdas y me dejó atado en el algo frío suelo. Una vez atado ...