En la piel de ella
Fecha: 12/11/2024,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... si quieres que cumpla con tus deseos. —Susurré.
Até entonces suavemente las muñecas de mi amiga a los reposabrazos que tenía la silla mientras seguía describiéndole en voz baja la situación.
—No sé si puedes sentir su presencia, pero está detrás de ti, mirándote y pensando en la mejor manera de complacerte, acercándose a tu oreja por tu lado izquierdo y quitándose la mano del cuello para que escuches que… su collar de gata tiene un cascabel —Y mientras lo mencionaba, agité el objeto que tenía en mi mano cerca de su oído izquierdo.
Aquello la hizo estremecerse y suspirar profundamente. Parecía que funcionaba y estaba entrando en la fantasía, así que até el pequeño y sonoro juguete en el cuello de mi sudadera y posé mis manos suavemente sobre los hombros de Alex para empezar a masajearlos.
—Marina no tiene prisa y le encanta acariciarte con calma para hacerte esperar un poco —Susurré de nuevo mientras deslizaba mis manos desde sus hombros y recorriendo sus brazos hasta sus manos.
—Le encanta respirar cerca de tu cuello y moverse entre tus cabellos. Mimarte y sorprenderte dejando sentir sus labios próximos a tu oreja izquierda y de repente que la escuches moverse junto a tu oreja derecha, con su cálido aliento soplando sobre ti.
Y cada descripción la acompañaba de movimientos y roces adornados con el sonido del cascabel y mi respiración sustituyendo a la de la amante ausente.
—La esperas e intuyes donde está, pero no sabes en qué momento su boca va a entrar ...
... en contacto con tu piel, y ella juega con eso, al escondite, a la sorpresa, al deseo que se incrementa con la espera de que algo ocurra.
Empecé a besar el lado derecho de su cuello. Situado detrás de ella, sentí como suspiraba y ladeaba la cabeza para ofrecerme más superficie sobre la que posar mis labios o deslizar mi lengua lentamente. Me fui también por su nuca desde la cual pude cambiar de lado, para que ni un solo milímetro de esa zona de su anatomía se quedara sin besar o sin ser mordido. Con cuidado… Con mucha calma.
Entonces me detuve.
Alex esperó unos segundos y empezó a buscar a Marina con la cabeza a pesar de que la venda que le cubría no le permitía ver nada.
—¿Dónde está ahora? —preguntó impaciente por más caricias.
Y mientras la joven aguantaba la espera, yo, sigiloso, me fui dando la vuelta para colocarme frente a ella y agacharme delante de la silla. Entonces le toqué la rodilla izquierda y se sobresaltó un poco.
—Separa un poco las piernas para ella —le dije.
Y lo hizo, permitiéndome acercarme más y reposar mi cabeza en su regazo.
Así, acostado, pero de rodillas en el suelo, acaricié sus muslos con pausa, palpando el tacto de sus adornadas medias. En ese momento me hubiese gustado que me acariciara el pelo, pero no podía debido a que sus muñecas aún estaban amarradas.
Levanté la cabeza y comencé a desbrochar la cremallera de su chaqueta con mucha lentitud, intentando que escuchara como iba bajando hasta abajo y cuando por fin pude ...