¿No que no comadre?
Fecha: 28/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... Medina la llevó a un restaurante bastante agradable. Trini, acostumbrada a comer en el humilde mercado al que iba con su marido, salió completamente de lo convencional. El lugar se veía de buen gusto; limpísimo y hasta tenía música en vivo. Los alimentos a la carta eran de considerable precio pero su acompañante le recalcó que él pagaría la cuenta.
Trinidad se sintió extraña allí. Tuvo la sensación de estar siendo cortejada por un pretendiente que se esforzaba por complacerla. Su propio marido nunca la había llevado a un sitio así. Claro que no contaba con los recursos como para hacerlo de manera frecuente, pero...
“...de vez en cuando... una vez al año ya de perdis”, pensó para sus adentros Trini.
La mujer degustó de pescado y mariscos, mientras que él comió un corte de carne tipo argentino.
Sánchez Medina tuvo el buen tino de no molestarla a la hora de degustar los alimentos, y la única conversación que hubo entre plato y plato sirvió para que el Jefe de personal conociera mejor a la Señora, pues discretamente le preguntó sobre su vida personal.
—Así que tienes dos hijas.
—Sí, una en la primaria y otra en el kínder.
—Ah, pues me gustaría un día conocerlas, deben ser tan bonitas como tú —le dijo él, halagándola notoriamente.
Sánchez Medina sonrió confiado mientras que a Trini se le vino la sangre a las mejillas. Se sintió incómoda al ser adulada por un hombre que no fuera su esposo, aunque a la vez, Alberto la hacía sentir especial con sus palabras. ...
... Realmente parecía interesado en ella. Después de toda una vida de casada, Trinidad volvía a sentirse una mujer atractiva, deseada, y en su interior eso le agradaba.
Mientras continuaron comiendo y charlando, Trinidad estaba bien consciente que estaba disfrutando de aquello mientras que su esposo estaba trabajando lejos de ahí.
Sánchez Medina, después de todo, no parecía tan desagradable como su marido creía, o tan aprovechado como su comadre opinaba. Es decir, más allá de su evidente atractivo de hombre, Alberto era alguien con quien le era grato estar.
Luego de la comida Trinidad salió del restaurante junto con Alberto. Ella se sentía tan bien, era como si su cuerpo se aligerara. Parecía que caminaba entre las nubes. Se sintió tan ligera, tan despreocupada como nunca antes. El hombre le brindó su brazo y ella se agarró sin disimulo. No vio malicia en ello, además creyó necesitar de tal sostén, pues se sentía tan liviana como una pluma. Temía que si no se sujetaba de él sus pies perderían el piso. Aquella se dejó llevar a la fábrica apoyada en ese hombre, quien no era su marido, a pesar de que sus compañeras la vieran así. De seguro la criticarían, o aún peor, bien le pudieran ir con el chisme al marido. Pero no le importó, se sentía completamente desinhibida.
Por su parte el hombre sonrió para sí. Su plan surtía efecto. Bien sabía que aquel mismo día aquella hembra, pese a ser casada y ser madre (cosa que le daba sabor al asunto) lo resguardaría en su intimidad. ...