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Fecha: 28/10/2018, Categorías: Anal Transexuales Autor: olgatrv, Fuente: xHamster
Me había casado en 1992 con 27 años y cuando apenas cumplidos los treinta me divorcié amigablemente no podía imaginar que iba a tener las experiencias que he tenido; y desde el comienzo voy a tratar de contar en varios relatos como ha sido mi evolución.Cuatro meses antes de mi boda fui a ver a Javier, un hombre de cincuenta y tantos años dueño de la tienda de ropa y sastrería que hacía los trajes a toda mi familia y a cuenta de quien bromeábamos a mi madre porque al parecer habían sido novios en su adolescencia. Fui a escoger la tela y demás con la que sería en unos meses mi mujer y tres meses antes de la ceremonia quedé con Javier a la hora de cierre de su tienda para hacerme una primera prueba.Por entonces la ropa interior de moda eran los típicos "gayumbos"y ciertamente el pantalón de mi traje no quedaba lo bien que debiera con esos calzoncillos de modo que Javier me trajo un diminuto slip para ponerme bajo mi nuevo pantalón. No recuerdo si durante la prueba hubo manoseo o no, sinceramente, pero una vez terminada la prueba estaba yo en el probador frente a un espejo triple, de esos que te permiten verte desde todos los ángulos con Javier a mi espalda y sin aspecto de que fuera a salir y dejarme a solas para volver a ponerme mi ropa de calle.Nunca había mantenido una relación de sexo con otro hombre, ni siquiera había pensado en ello. Vi a través del espejo como me miraba Javier mientras me desnudaba hasta que le oí su primer comentario; no sé si me sonrojé cuando nos ...
... miramos a través dl espejo y me dijo que mi cuerpo era mucho más femenino que masculino. Continuó, dijo que además de no tener vello tenía una estrecha cintura y mis caderas tenían la misma forma que las de una mujer... y finalmente dijo que tenía un cuerpo muy parecido al de mi madre cuando ella tenía mi edad.....Aunque nada era seguro se rumoreaba en la ciudad que Javier era gay o por lo menos que "hacía lo mismo a carne que a pescado" aunque realmente nadie sabía con seguridad nada de su vida privada. Lo cierto era que por un instante pensé que me estaba echando los tejos y lejos de asustarme o preocuparme sentí un cierto desasosiego al darme cuenta de que me estaba empalmando con la conversación.Muy coloquialmente, casi como una broma, Javier me propuso para confirmar su teoría, que probase a ponerme una ropa interior de mujer de la que se vendía en la tienda. Luego, dijo, no iba a poder venderla y me las regalaba para que yo tuviera un detalle con mi novia. Me dejó solo en el probador con un conjunto de lencería negro pretextando algo que tenía que hacer... me dejé llevar, hoy sí, pero entonces no supe que me ocurrió y me presté a su juego sin más.Regresó al probador en unos minutos diciendo que había ido a comprobar que ya había cerrado y aprovechó para decirme también que sus dependientes se había ido y estábamos solos y también traía una voluminosa revista que era un muestrario de lencería femenina . Me había puesto una diminuta braguita de encaje y estaba frente al espejo ...