Fantasías de esposos
Fecha: 30/12/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Minerva Sex, Fuente: CuentoRelatos
Soy Bernardo. Lo que les voy a contar es una experiencia que cambió mi vida y que hizo realidad algunas de mis fantasías más ocultas. Que tiene como protagonista a mi esposa, Minerva.
Morenita, hermosa, con unas piernas que son el deseo de cada hombre que la mira. Además de tener unas nalgas de ensueño y una carita tan hermosa.
Este detalle que les cuento de sus piernas y de sus hermosas nalgas. Creo fue el comienzo de una de mis fantasías.
Es que ver como la miraban los hombres empezó a generarme en mi ese morbo mezclado con celos, en el que el morbo siempre salía ganando.
¡Si! Fantaseaba con que la vieran desnuda y verla coger con otro.
Pero dado a que ella siempre fue muy reservada y tímida siempre pensé que eso sería solo una fantasía que estaría en mi cabeza.
Un día, medio aburrido andaba paseando por la casa con una lata de cerveza, cuando escuche ruidos junto a la ventana de nuestra recámara.
Al investigar en la ventana vi a un empleado de la construcción que hacía algunos arreglos en el balcón del vecino.
Me asome un poco y observe a un joven de unos 20 años, que trabaja en el aplanado de la pared contigua a nuestra recámara.
Mi esposa se encontraba en la regadera próxima a salir y entrar en la habitación a vestirse.
Mi imaginación comenzó a volar y mi fantasía ganó la partida, así que jale un poco la cortina de manera que el joven la pudiera ver solo un poco.
La siguiente pieza de la casa es la sala, solo una pared la separa de ...
... nuestra habitación y la ventana queda del mismo lado de la calle, así que tomé mi lata de cerveza y me dirigí a esa ventana, como lo supuse tenía vista perfecta de nuestro amigo.
Escuché que la puerta del baño se abrió y mi esposa salió rumbo a nuestra recámara, envuelta en una toalla que cubría bien sus senos, pero era demasiado corta, dejaba ver la mitad de sus nalgas y parte de su vagina.
Automáticamente mi respiración cambió como si hubiera subido una escalera a toda prisa y mi corazón también se aceleró.
Mire por la venta para observar el comportamiento del chico y para mi sorpresa uno de sus compañeros estaba junto a él, ambos al parecer preparaban cemento en una especie de caja de madera, no se percataban de lo que ocurría frente a sus narices.
(Tontos pensé).
Uno de ellos se levantó y se retiró.
El primer joven volteo la cabeza hacía la ventana y la regresó a lo que estaba haciendo, pero décimas de segundos después regresó la mirada súbitamente a la ventana, más bien fue como una sacudida de su cabeza como si su cerebro hubiera procesado la imagen que había captado.
Dejó de hacer lo que estaba haciendo, se quedó inmóvil para no emitir ningún ruido, parecía una estatua pasando algunos instantes descubrí que nuestra respiración llevaba el mismo ritmo de agitación, ambos tratando de no hacer el menor ruido posible.
Me di cuenta que mi verga estaba completamente parada, al mismo tiempo nuestro amigo se llevaba la mano dentro de sus pantalones y comenzó a ...