La señora de la parada
Fecha: 02/01/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Castina, Fuente: CuentoRelatos
Ella se llama Elsa, cuando comencé un empleo en una empresa, me tocó esperar el transporte privado en la parada principal del pueblo, allí conocí a Elsa.
Elsa es una señora divorciada, vive con su madre ya envejecida, sus hijos ya no están en casa y en pueblo solo son ellas 2 en casa. Elsa tiene su propio negocio, todos los días hablamos unos 20 minutos en la parada, todo normal, de las cosas cotidianas de la vida.
Siempre he notado que Elsa busca de resaltar sus cualidades frente de mi además de mostrar interés especialmente cuando no estoy en el lugar de siempre. Me deja saber que le preocupo o que se sintió de alguna forma si llego a pasar y no verla.
Ella tiene un buen cuerpo. Sus pechos son grandes, tiene un buen trasero uno bonito que lo esconde bajo esos blue jeans gruesos y bastante holgados. Suele colocar el tirante de su bolso de un lado que pase por debajo de sus tetas para que estas se marquen más, como si lo necesitará.
Debo confesar que hablar con ella me gustaba, me gustaba ver sus tetas y creo que a ella también le gustaba que yo la mirara.
Mi vida en casa era la típica. Mi mujer bastante conservadora y la cama y yo con ganas de explorar mucho más de lo que ya sabía. El sexo normal es divertido pero ¿Qué pasa cuando quieres algo más?, ¿Que pasa cuando quieres pegar tú lengua en su concha?, Eso puede ser un problema si tú pareja no le parece apropiado. Es como el fuego de la antorcha olímpica, nunca lo apagan pero esa candela podría arder más ...
... pero no, sólo es una llama esperando un poco más de combustible.
Elsa, Elsa... Ella tiene este combustible y estaba deseosa de la llama para encender el fuego, un fuego que está allí, sólo se alimenta con sus dedos y pensamiento, pensamientos eróticos en cama.
Yo: hola! Otro día más lluvioso y frio. Lástima que hay que trabajar.
Elsa: prefiero trabajar que quedarme viendo el techo. Y si hace mucho frío.
Yo: lo digo por lo quico que debe ser quedarse empiernado en cama con este clima.
Elsa: jajaja! Siento debe ser rico. Pero ¿qué pasa, supuse que eras casado?
Yo: si lo soy, sólo que esas piernas ya no calientan tanto o ya no quieren calentar. Supongo que sus intereses son otros.
Elsa: oooh! Malo. Bueno por lo menos yo no tengo con quien así que es menos triste.
Yo: si jeje, hace que uno piense en cosas.
Elsa: ¿en cosas?
Yo: si en cosas... Prohibidas quizás. Cosas que la situación arroja.
Elsa: son cosas complejas, ¿no? Yo, estoy tranquila aunque eso de estar tranquila a veces me inquieta.
Yo: y ¿qué haces con tus inquietudes?
En ese momento llegó mi transporte. Que rápido e inoportuno. Pero esa plática sería la precursora de otras conversaciones más serias. Es evidente que ella quería hablar del tema solo tendría que buscar abrir otra vez esa puerta.
Elsa: hola niño, ¿qué haces solo en la calle?
Yo: trato de comprar para sentar.
Elsa: bueno apresúrate, tu esposa debe morir de hambre.
Yo: ella no está en casa. Le toca trabajar. ...