Qué pasó en China
Fecha: 31/01/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
-Nos vamos a Chinaaa!! Me dijo María cuándo nos sentamos en el avión.
Hacía unos meses que había empezado a trabajar de Director en una empresa y uno de los principales retos que teníamos por delante era abrir el mercado chino, ya paso de los 50 y me encantan los proyectos nuevos tras una larga carrera directiva en muchas empresas. María era la responsable de operaciones en ese país y llevaba un año preparando contactos con clientes y la participación en una Feria. Desde el primer momento me di cuenta que era una ejecutiva muy capaz, creativa y profesional. Ella ya había hecho algún viaje de prospección pero era la primera vez que iba con una agenda concreta de contactos y yo decidí acompañarla para tomar conciencia real de las posibilidades en el mercado chino.
María tenía 42 años, delgada, media melena muy rubia, piel blanca, ojos marrones y grandes, mandíbula perfilada, muy arreglada y vestía con elegancia. Tenía una cara muy especial, atractiva, pero no solía sonreír mucho cuando trabajaba. Por eso me sorprendió conocer su otra faceta sonriente e ilusionada por el viaje. Suelo trabajar con mujeres, muchas de ellas son muy atractivas, y siempre mantengo la distancia personal, en este caso también, había mucho trabajo por delante y necesitábamos que salieran bien los negocios, además estábamos los dos casados y con felices familias.
Nos hicimos unas fotos en el avión, procurando que saliera alguna persona China detrás, y nos pusimos cómodos en nuestros asientos. ...
... Las primeras horas transcurrieron de conversación profesional, nos trajeron la comida, vimos alguna película – cada uno la suya- y, cuando oscureció y apagaron la luces, ella se hizo una bolita apoyada junto a la ventanilla, se tapó con la manta y se quedó dormida. Yo también.
Horas más tarde me desperté y la vi durmiendo a mi lado, estaba en la misma posición, un poco despeinada y con un gesto apacible. De repente la vi adorable y borre ese pensamiento de mi mente. Me quedé mirándola un rato hasta que despertó con una sonrisa. Ya nos traían el desayuno.
Llegamos a Shanghai algunas horas más tarde. Allí nos recogió un coche y nos trasladó a una ciudad próxima donde se celebraba la Feria, justo para llegar al Hotel y volver a dormir ya que allí era tarde.
Los tres días siguientes transcurrieron con mucho trabajo: reuniones con representantes, clientes, autoridades, comidas, cenas, informes, correos electrónicos, ratos en el stand de la Feria, una entrevista en la TV local… todo en inglés, agotador, pero las cosas iban saliendo muy bien y venderíamos bien en China que era lo que buscábamos.
María se movía con soltura, en un perfecto inglés, con material de apoyo y la frase correcta en cada momento para convencer a nuestros clientes. Por suerte, todos los chinos con los que nos reuníamos hablaban inglés lo que facilitaba la comunicación
Uno de los días, María quiso tomar un masaje chino e insistió en que la acompañara a preguntar. Era uno de los servicios del Hotel. ...