1. El mecánico


    Fecha: 04/02/2025, Categorías: Infidelidad Autor: manuherrera, Fuente: CuentoRelatos

    Teníamos el auto en el mecánico. La idea era que mi marido lo pase a buscar cuando saliese de trabajar. Pero me llamó y me dijo:
    
    M: Gorda, ¿podes ir a buscarlo vos por favor? Salgo más tarde
    
    Y: Uh ¿en serio me decís?
    
    M: Si por favor, no llego.
    
    Y: Es que yo no entiendo nada.
    
    M: Ya hablé con él, es solo retirarlo. Yo después le pago.
    
    Y: Ok, si no me queda otra. ¿cómo se llama?
    
    M: Roberto.
    
    A las 17 h me puse una tanga blanca, un short blanco, un remerita sin corpiño y salí caminando para retirar el auto. La tarde estaba muy linda y calurosa. Cuando llegué estaba bastante transpirada. El sudor había mojado un poco mi remera.
    
    Entré al taller y vi a un señor de unos 60 años. Llevaba puesto un jean bastante ajustado que dejaba notar un buen bulto. No tenía puesta remera por el calor que hacía allí. Su torso bien trabajado mostraba grandes músculos. A pesar de su edad estaba en muy buen estado.
    
    Me miró de arriba a abajo sin perder detalle de mis pechos sueltos.
    
    R: Adelante señora, pase
    
    Y: Buenas tardes, vengo a buscar el Ford que dejó mi marido a la mañana.
    
    R: Claro, por supuesto. Venga que se la muestro.
    
    En ese momento pasó su brazo por mi cintura para acompañar el movimiento y con sus manos llenas de grasa me manchó mi blanca ropa.
    
    R: ¡Uh disculpe señora, que torpe soy!
    
    Y: No se haga problema.
    
    R: ¿Cómo no me voy a hacer problema?
    
    Tomó un trapo mojado y comenzó a frotarlo por mi espalda y mi cola. Sus intentos de limpiarme me ...
    ... estaban calentando mucho al punto que mis pezones lo evidenciaban. Al mojar mi fino short comenzó a divisarse mi pequeña tanga.
    
    R: No sale. Le pido disculpas.
    
    Y: No se haga problema en serio, después lo lavo.
    
    R: Bueno venga, le muestro una cosita que no le expliqué a su marido.
    
    Me acerqué al auto y me hizo poner frente al motor.
    
    R: Estírese y ve allá atrás
    
    Estirándome dejé mi culo a merced de Roberto. Sentí como me apoyaba su verga y confirmé lo que mis ojos habían visto. Su bulto era enorme y estaba totalmente duro.
    
    R: Toque esa palanca, ¿la siente?
    
    Y: Si, la siento muy bien.
    
    R: No tiene que estar así dura. Hay que hacer algo con eso porque se puede romper.
    
    Y: ¿Hay que cambiar esa pieza?
    
    R: No, solo hay que hacerle una especie de masaje. Su marido va a entender, es como si tuviese que satisfacer a esa palanca ¿me explico?
    
    Y: ¿Así?
    
    Comencé a jugar con esa pieza del auto como si la estuviese masturbando. Roberto comenzó a refregar su pija en mi culo. La excitación de ambos ya era incontrolable.
    
    R: ufff... si, siga siga... que bien lo hace ¿tiene experiencia?
    
    Y: Algo, me gusta hacerlo con los hombres que están necesitados
    
    R: No sabe lo necesitado que está este abuelo señora
    
    Y: Uh pobrecito el abuelito. No puedo negarle ayudarlo.
    
    Me di vuelta y comencé a besarlo. Tocaba todo su pecho con desesperación. El manoseaba mis tetas. Recorría por nuestros cuerpos fusionados una pasión incontrolable.
    
    R: Pero que puta resultaste ...
«123»