1. Esther, mi suegra una vieja culona y caderona


    Fecha: 31/10/2018, Categorías: Anal Hardcore, Tabú Autor: el_amante_anal, Fuente: xHamster

    Se levantaba muy temprano. Yo esperaba siempre ese momento, oía sus pasos inseguros rumbo al baño, siempre consciente de mi presencia, imaginaba cada uno de sus movimientos… la veía en mi mente, su camisón lloviendo suave sobre su voluptuoso cuerpo, descubriendo sólo su fino cuello, de piel suave y clara, totalmente visible por lo corto de su castaño cabello, elegantemente peinado, muy adecuado a su edad, y sus delicados tobillos casi de niña, pero ocultando el resto de las bendiciones que el tiempo había modificado de una manera única, conservando la frescura en su piel, pero dándole un mayor volumen a su masa corporal en una proporción que conservaba la perfecta armonía que se intuía había premiado en algún lejano tiempo su juventud.A sus 49 años Esther era una admirable mujer, siempre muy arreglada, la tersura de su piel le permitía casi no usar maquillaje. Sutilmente perfumada, la elegancia de su andar y su estilo sobrio de vestir, reminiscencias de su prematura viudez, imposibilitados de ocultar su encantos, no impedían apreciar la soberbia belleza de su madurez, su encanto natural.Grandes ojos negros, muy vivaces, detrás de anteojos de señora de sociedad que no nublaban su brillo y por el contrario reflejaban en su mirada el mensaje que la imagen de mujer viuda y ya sin aspiraciones personales intentaba dar en sus modales naturalmente recatados. Esto unido a la abrumadora belleza de sus encantos femeninos, me hacían desear poseerla mucho más que a Lucia, su hija, mi ...
    ... novia, desde hacía un tiempo casi obsesivamente.Aquella mad**gada me encontraba como de costumbre en los sillones del living room mirando la TV con el volumen muy bajo, Lucia dormía, sus mamadas de verga no me habían alcanzado y me encontraba visiblemente excitado, y el morbo que me producía pensar en avanzar a mi suegra en aquel momento me abrumaba. Pero no quería arruinar todo tan pronto, aunque debía hacer algo, así que cuando escuché sus pasos acercarse y la puerta de su habitación abrirse, me levanté presuroso a su encuentro, con la excusa de ir al baño y en el preciso momento en que cerraba la puerta de su habitación a su espalda, me encontré frente a Esther en el pasillo angosto que nos conducía a ambos al lavabo, su evidente sorpresa la hizo intentar tapar su cuerpo cubierto por el fino camisón blanco con sus manos, pero ¿cómo evitar a mis ávidos ojos contemplar tal voluptuosidad? Un pequeño instante regaló a mi vista sus senos brotando en medio de su pecho a través de apenas dos o quizás tres botones desabrochados.La visión de aquel hermoso par de mamas forjaban la impresión de que el tiempo no había pasado para ella, y si lo había hecho, no había sido mermando su hermosura, sino transformándola, en algo diferente, en algo que pocos hombres tienen la oportunidad de apreciar y aún menos hombres de disfrutar, alguna vez había escuchado a alguien decir que la belleza no tiene edad, y Esther era prueba viviente de ello.Fingiendo que aquella era una situación muy normal, me ...
«1234...»