1. Mis 18 años


    Fecha: 04/08/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Sentada en el muro del rompeolas, sentía la brisa del mar. Era de noche y la competencia había tenido más éxito que yo. Qué difícil es aceptar que con 30 años una puede sentirse mayor. Pero el tiempo me ha demostrado que hay alguien ahí arriba que me cuida, que me protege y que nunca va a permitir que me falte mi alegría de querer vivir. He aprendido a vivir el presente... y este momento en el muro, sentada, viendo el mar, oyendo las olas entre las piedras, no me lo va a robar nadie. Es raro que no esté escuchando música, pero en mis pensamientos están esos recuerdos de 18 años, en los que dejamos de jugar con muñecas.
    
    Mi mejor amiga, me invitaba todos los días a su casa. Y un día me robó un beso. Me sentí extraña. Seguimos jugando pero, pero mi inocencia era tal, qué no me di cuenta hasta que pasaron unos años que ella sentía algo por mí. Qué ingenua. Y lo feliz que me siento de no haber sentido esa picardía porque me quedaban dos años de jugar como una niña.
    
    Algunas veces invitábamos a los amigos de la escuela. En su casa jugábamos a lo primero que se nos ocurría. Y a los 18 años las ocurrencias eran un poquito picaronas. Que si el juego del beso... te tapaban los ojos y sentías un beso en la mejilla y a reconocer quién te lo había dado. El juego se fue animando y lo que era un beso en la mejilla paso a ser un morreo en toda regla.
    
    Fuimos descubriendonos nuestros cuerpos a muy tierna edad. Y había tal inocencia entre nosotros que no pensábamos en más allá de la ...
    ... amistad.
    
    Descubríamos que bebiendo cerveza éramos más extrovertidos. Las ocurrencias se multiplicaban por 10. Y hubo un día que no sé describir bien, en el qué nuestro amigo Mac nos dejó impresionado con su miembro viril. Recuerdo pequeñas cosas de ese día. Nos ánimo a tocarle su miembro porque se había puesto duro. Y la primera fue mi amiga que sin cortarse un pelo, le agarro aquello que ya preveíamos iba a ser descomunal.
    
    Habían venido dos amigos más, y mis dos manos fueron a ellos. Roberto estaba empalmadísimo, aunque su tamaño era normal. Y Chema por mucho que agarraba ni se la encontraba. Todos reímos de la ocurrencia que había tenido Mac. Y yo me dispuse a no solamente agarrarsela a Mac, si no a ver tremendo pollón.
    
    Le baje el pantalón y delante de mí apareció tremendo monstruo. Y riéndonos mi amiga y yo, le empecé a masturbar. Mac, estaba en la gloria. Y sin avisarnos empezó a soltar chorros de leche. Le sujetaba fuerte con la mano y apuntaba a mi amiga o a mis amigos como si de un cañón se tratase. Mi amiga Iliana y yo nos reíamos a carcajadas. Y a su vez imitábamos el sonido de los disparos de la Guerra de las Galaxias.
    
    A Roberto y Chema se les quedó una cara de bobo que no se me olvidó jamás. Pobres... no articulaban palabra viendo esa gran polla en mi mano eyaculando gran cantidad de leche. Su cara era un poema.
    
    Y el tiempo hizo que me fuera interesando mas y mas el gran monstruo de Mac. Nos gustaba agarrarle esa enorme tranca y masturbarle hasta que ...
«123»