Mi peor enemigo
Fecha: 12/03/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos
Dudó al momento de abrir la puerta que daba a la salida, giró para ver el que había sido su hogar durante los últimos meses; no había vuelta atrás, había tomado la decisión y no tenía opción de arrepentirse; ni quería hacerlo tampoco…
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Sábado por la mañana, un frio que entume; la chimenea crispa con los últimos destellos que, a ese momento no calientan, solo rememoran un fulgor anterior que abrasaba el ambiente; algo similar a lo acontecido con los cuerpos que, echados sobre la alfombra de la sala, descansan despues del trajín de la noche anterior.
-Hola –escuché al abrir los ojos.
-¿Beth?, ¿qué haces aquí?
-Me pediste que me quedara, no pude decirte “no”.
Mire a mi alrededor, desorden; botellas vacías, nuestra ropa, el fuego por terminar y nuestros cuerpos desnudos bajo la única frazada que nos mantenía calientes.
-Tengo que irme –dijo al ponerse de pie –espero que ahora si me dejes hacerlo.
Recogió su ropa y tomó camino al baño, no atine a pensar que había pasado, lo sabía. Salió con prisa, se arrodilló a darme un beso para después seguir con rumbo a la salida; con medio cuerpo afuera giro para decirme: “no imaginé que fueras tú quien diera el siguiente paso, ¡te amo!”.
-¿Qué fue lo que hice? –pensé -¿qué carajos fue lo que hice?
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Elizabeth, Liz para todos excepto para mi que la llamaba Beth para diferenciarme del resto; mi reciente pareja sentimental hasta que alguien mas me moviera el piso, como comúnmente sucedía. ...
... Nos presentó un amigo de ambos, salí mas por compromiso que por verdadera intención de hacerlo; por insistencia de ella continuamos juntos solo como amigos pero sin derecho a mas, hasta el fatídico día en el que, sin proponérmelo y mas como formalidad, la invité a mi departamento a tomar algo; las cosas salieron de control y terminé haciendo lo que, ni remotamente, tenía pensado hacer; la llevé a la cama, o al piso, para ser mas detallista.
Días después, almorzando con amigos, recibí una llamada de ella; fueron días que no hice por hablarle y, con seguridad, un reclamo vendría al responderle.
-Hola Beth, ¿cómo estás?
-Quiero hablar contigo, ¿puedes? –dijo sin contestar mi pregunta.
-Ahora estoy con unos amigos y mas tarde vuelo a ver a mi madre, discúlpame pero no tengo tiempo.
-Solo quería decirte que no te preocupes por lo que paso, no me obligaste a hacerlo; tal vez para ti no sea nada pero para mi fue lo mejor que me ha pasado, quiero que sepas que no voy a presionarte, cuando regreses podemos hablar para ver si seguimos o no.
Su llamada en lugar de tranquilizarme logro el efecto contrario, me sentí mal; el malo del cuento en nuestra relación. Lo deje pasar, como tantas veces lo hacía.
La decisión tomada por ambos fue el darnos tiempo para pensar las cosas, si después de un lapso no extrañábamos el uno del otro lo daríamos por terminado; ganar-ganar en el estilo de vida que acostumbraba, pensé.
Casi por cumplir el tercer mes sin verla recibí, la que ...