Noche de amor y sexo en la terraza
Fecha: 17/03/2025,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Martina Paz, Fuente: CuentoRelatos
... vez con más violencia sobre mi conchita que de a poco comenzaba a humedecerse. No aguanté más y metí una mano en sus pantalones. Primero, acariciándolo con suavidad, para pasar a pajearlo con fuerza. Luego de unos minutos así, me dijo que no daba más. Me besó con una intensidad abrumadora, para luego, de un salto, meter esa enorme y húmeda pija en mi boca. Me la cogió mientras con una mano me masajeaba la concha por encima del short. Me dijo que estaba por acabar, así que lo empujé para que no lo hiciera. En un solo movimiento me saqué el short y le pedí que la pusiera. Lo cual hizo sin pensarlo ni un segundo.
Apenas sentí esa cosa dura y húmeda adentro mío, un tremendo orgasmo se apoderó de mí, lo que pareció encenderlo aún más y comenzó a cogerme con una violencia arrasadora. Acabé una vez más antes de que cambiemos de posición. Le pedí que se acostara y me senté sobre su pija para cabalgarlo con locura. Así estuvimos unos quince minutos, en los cuales acabé una vez más. El aguantaba como un ...
... campeón, hasta que finalmente estalló como un volcán adentro mío. Su leche hervía, me quemaba por dentro. Saqué su pija de mi concha para meterla nuevamente en mi boca y saborear ese delicioso manjar. Seguí grande y dura como al principio, por lo que se la seguí chupando hasta que acabo de nuevo. Caí rendida sobre su cuerpo. Mis tetas bailaban al ritmo del latir de su corazón y eso me hacía muy feliz.
Cuando levantamos la vista, no solamente luces extrañas nos miraban desde el cielo, sino que una docena de ojos eran testigos de nuestro amor desde las ventanas de los edificios colindantes. Eso nos excitó aún más. Su pija siempre erecta estaba preparada para un round mas, por lo que me puso en cuatro y volvió a hacerme suya. Ya no éramos nosotros dos y el firmamento, estábamos amándonos para nuestros vecinos. Ojalá les haya servido para las mejores pajas de su vida.
De ahí en más, se nos hizo costumbre coger para que nos vean. Y no solamente en la terraza, pero de eso les contaré en otra ocasión.