El trabajo de verano que me dio placer
Fecha: 02/11/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Ortiz, Fuente: CuentoRelatos
Me llamo Javier y lo que les voy a contar sucedió de verdad, me acuerdo cuando nos graduamos le dije a mi madre que quería trabajar, para tener algo de dinero y divertirme los fines de semanas con mis amigos.
Así que ella hablo con su amiga Claudia que tenía un puesto en el mercado, vendiendo frutas, ella era una mujer de unos 46 años más o menos con dos hijos, que tenía a su cargo, ya que su marido los había abandonado, es una mujer bonita algo rellenita, sin llegar a estar gorda buenas tetas yo diría ricas tetas, y un culito paradito, que la hace muy apetecible a cualquier hombre estar íntimamente con ella.
Así que empecé a trabajar con ella era un puesto pequeño, que casi no nos podíamos mover sin tener contacto con nuestros cuerpos, me acuerdo que ese día llevaba unos jeans pegaditos que resaltaba su empinadito culo más, una blusa blanca que transparentaba su brasier del mismo color y sus hermosas tetazas que casi se le salían, es una mujer muy educada al hablar y muy generosa con la gente.
Me dijo que fuera poniendo las frutas afuera del pequeño puesto y así lo hice, una vez abrieron las puertas del mercado y empezó a entrar la gente, me metí a dentro del puesto y empezamos a despachar a los clientes, yo estaba sudando la gota gorda, porque cada vez que nos cruzábamos yo rozaba su hermoso culo, y también sus tetas, tenía que poner mucho de mi parte para controlarme y evitar una erección de mi pene.
Pero era casi imposible y sucedió lo que tenía que suceder ...
... se fue parándose poco a poco mi pene, ese bulto ya se me notaba y para que ella no se diera cuenta cuando tenía que pasar por detrás de ella lo hacía de espalda, para no sintiera en su culo mi pene parado, pero con al ajetreo de los clientes en una de esas pase sin darme cuenta por detrás de ella, y le recosté toda mi verga, por su culito, se tuvo que dar cuenta pero no dijo nada, y si note que ella se movía mas y buscaba pasar de un lado para otro, recostándole mi pene.
Terminamos la faena y yo apenado por si me decía algo, me fui rápido a la casa.
Al llegar a mi casa lo primero que hice fue meterme al baño, para masturbarme recordando que me había restregado ese hermoso culo, apretadito por mi verga y en par de ocasiones con mis codos rozaba esas tetas grandes.
Al día siguiente la Sra. Claudia vino con una falda negra y unas botas hasta las rodillas y otra blusa con un escote que parecía que fueran a salirse esas tetazas.
Paso lo mismo que ayer, pero esta vez viendo que en el primer roce no se inmuto, yo ni corto ni perezoso deje mi vergüenza a un lado, y cada vez el recostamiento de mi pene sobre ella era más continuo por parte mía, es más le digo que en una de esa estuve de tras de ella como un minuto sintiendo la rajita de su culo, entre mi pene ya que la tela de su falda era delgadita, y yo sentía el pene con pulsaciones cada vez más fuerte sobre su rajita, y claro ella también lo tuvo que sentir, yo ya sentía cada vez más confianza.
Pasaba de un lado a ...