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Una mamada, conchita y culote… final feliz
Fecha: 01/05/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... entendía lo que decía. Luego haciendo otra pausa decía otra vez en español: - ¡Quiero que me des con esta verga en el culo… entiérrame esta verga mi amor! – Le hice de señal que se acercara a mi y ella se acercó a un lado de la cama y le pregunté al oído aun comunicándome con ella en inglés: - ¡Quiero chuparte las tetas! - Si mi amor… son suyas… ¡Usted se puede comer mis tetas cuando quiera! – lo último me lo decía en español. - ¡Me quiero comer tu conchita y tu culito! – volví a decir en su oído. - ¡Usted me puede hacer lo que quiera… tiene mi permiso! ¡Usted no sabe lo puta que me pone con solo mirar su verga! – nuevamente lo último lo decía en español. Le levanté esa blusa de algodón y me quedaron sus tetas disponibles y comencé a chupárselas. Mientras le chupaba las tetas y que ella misma me juntaba las dos tetas para poder chupar los dos pezones a la vez, yo adentraba una de mis manos y la deslicé entre sus pantis. Llegué a ese hueco mojadito y sentía que esta mujer hervía de excitación. Le metía los dedos mientras ella juntaba sus tetas para chupar los pezones y me decía trémula: -Usted si sabe como chupar unas tetas… ya me imagino como chupa una panocha. Bajé de la cama de masajes para poder bajarle esos pantalones azules y descubría unas pantis estilo bikinis de color negras. Podía mirar la humedad a pesar de que la luz era tenue y ahora era ella la se acostaba en esa cama con las piernas abiertas y me lancé a chuparle la panocha mientras ella mordía ...
... una toalla para ahogar los gemidos. Su panocha era una de labios gruesos, bien depilada y tenía un olor dulzón como a durazno y creo que usaba una de esas mini toallas femeninas que le impregnaban ese olor. Le metía la lengua lo más que podía en ese hueco y a la vez comencé a apretarle los pezones con mis manos. Podía sentir literalmente el vibrar de su panocha o podría decir panochón y el río de jugos calientes y salados que emanaban de ese hueco que me hicieron saber que estaba a punto de correrse. Hice una pausa, la halé a la orilla del final de un lado de la cama de masajes y le deslicé mi verga hasta sentir pegar mis huevos en sus nalgas. Como no podía hacer ese vaivén por el ruido que provocaba ese chasquido de entrar y salir de mi verga en su vagina y mi pelvis pegando en sus nalgas, opté por hacerle ese vaivén semi lento mientras le masturbaba con mis dedos el clítoris. Sus piernas estaban en contra de mi cuerpo elevadas y fue hasta que le chupaba los dedos de uno de sus pies mientras mis dedos chaqueteaban su clítoris, que escuché ese gemido ahogado pues continuaba mordiendo la misma toalla. Sentí su embate, pues creo que perdida en la excitación dejó de importarle que ruido hacíamos. Se repuso de su espectacular corrida y sin mucho tiempo que perder pues estábamos acercándonos a la hora final del masaje, me dijo al oído de una manera determinante: -¡Quiero que me lo haga por detrás… quiero sentir su verga llenándome el culo! - Ella misma asumió la posición y se ...