1. El horno bien caliente


    Fecha: 05/11/2018, Categorías: Sexo con Maduras Hardcore, Tabú Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... más y más.Cuando más caliente parecía que estaba, porque me cogía con muchas ganas, me la sacó y me hizo bajar de la mesada. Me dio vuelta y entonces pensé que me la iba a meter desde atrás; pero entonces él se inclinó; abrió mis cachetes con sus manos y comenzó a lamer mi entrada anal.Me animé a preguntarle si me iba a dar por el culo con esa cosa tan gruesa; pero por toda respuesta; él se paró detrás de mí y enseguida la zambulló otra vez en mi hambrienta concha.Me aferró por las caderas y comenzó a bombearme, esta vez con mucho frenesí. Me embistió bien duro; hasta que de repente la sacó y pude sentir su leche caliente derramándose por mi cintura y la cola. Después me abrazó desde atrás y se recostó sobre mi espalda. Le supliqué que me la volviera a meter; todavía la tenía bastante rígida y yo quería sentirla dentro de mi vagina…Se deslizó muy suavemente hacia adelante y puse sentir su verga otra vez llenando mi vagina. Le pedí que se quedara quieto y yo comencé a menear mis caderas sobre esa magnífica ...
    ... pija.En menos de un minuto alcancé un orgasmo intenso y lo grité con todo el aire de mis pulmones. Quedé recostada sobre la mesada y entonces el chico me acarició las caderas y se deslizó fuera de mi cuerpo.“Hacía rato que no gozaba tanto…” Suspiré, totalmente rendida.Traté de limpiarme toda la harina que había en mi cuerpo.Terminé de vestirme y el chico me dio una bolsa de pan; a cuenta de la casa. Le comí la boca por última vez y le dije que regresaría por más; aunque yo sabía que eso no era cierto…Justo a tiempo, llegaba mi esposo a la puerta de la panadería…Subí con mis piernas todavía temblando y Víctor me preguntó por qué tenía tantas manchas de harina en el cuerpo. Le dije que era su culpa; me había ensuciado así porque no había querido bajar él mismo a comprar el pan.Al llegar a la quinta, nos recibió Martha, la dueña de casa.Besó a mi esposo y me ofreció tomar una ducha para quitarme la harina. Mientras me acompañaba a la casa, me susurró al oído:“Ya veo, Anita, que conociste dónde se fabrica ese rico pan…” 
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