1. Mi caliente mujer y la polla de mi padre


    Fecha: 16/06/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Suberina1, Fuente: CuentoRelatos

    Nuria, mi mujer, es una hembra caliente a tope, de 45 años de edad, y que está cachonda todo el día, al igual que yo, una milf majestuosa en toda la extensión de la palabra, amante de la lencería sexy, con unas tetas extraordinarias de aureolas y pezones oscuros, coño peludo asombroso y un culo magistral.
    
    Con motivo de las fiestas navideñas mi padre, ya entrado en años y viudo, nos visitó en mi casa para pasar parte de éstas con nosotros. Aunque ya se conocían personalmente por numerosas visitas nuestras a mi pueblo fue en esta ocasión cuando ambos congeniaron de manera más íntima, dándose una confianza mutua que fue a más a cada momento, lo que provocó que mi padre fuese adoptando hacia ella una actitud cada vez más pícara, obteniendo por su parte respuesta similar, con detalles como indirectas varias y miradas de deseo que a mi mujer provocaban sobremanera, mientras que ella, aún en mi presencia, se mostraba muy cariñosa hacia él, adoptando actitudes como abrirse de piernas más de lo normal cuando lo tenía sentado frente a sí mostrándole sus tangas y bragas sexys o sentándose en el salón con sus preciosas tetas sueltas y sin sujetador, exhibiéndolas tras blusas transparentes más abiertas de lo normal también, algo que en mí iba despertando a cada momento más lascivia y curiosidad.
    
    El segundo día que mi padre pasó con nosotros, por la tarde y tras la comida, marchó a dormir la siesta a la habitación que habíamos preparado para él, entrando yo en la nuestra para ...
    ... cambiarme de ropa ya que tenía que salir a la calle a realizar diversas gestiones. Cuál fue mi sorpresa al salir al salón cuando me encontré a mi mujer, agachada, mirando por un agujero de la puerta de madera a mi padre, cachonda perdida y tocándose su inmenso y peludo coño, al ver cómo se marcaba acostado en la cama una paja monumental, con su polla de 24 centímetros enormemente tiesa y dura, pensando en mi mujer. Aun así, viendo que yo la miraba, no cesó de tocarse y me dijo que la estaba poniendo muy cachonda y que esa polla ella la tenía que probar. Yo le hice caso omiso, entré en el servicio a peinarme y mientras lo hacía empecé a escuchar sus gemidos de placer al correrse tocándose el coño sin parar, despertando en mí un morbo increíble.
    
    Salí del baño y ella estaba tendida en el sofá del salón tocándose aún, pidiéndome disculpas por haber actuado así pero, al mismo tiempo, muy satisfecha y gozosa con su corrida. Yo la miré y, con las mismas, salí de casa a realizar mis tareas aunque no se me iba la instantánea de la cabeza y mi mente se centraba en lo visto, poniéndose mi polla extremadamente dura solo al pensar que el asunto podría ir a más en mi ausencia.
    
    Tras varias horas en la calle regresé a casa y, tal y como me temía y había pensado, al abrir la puerta con sigilo escuché gemidos de mi padre en su habitación y frases como "Sigue, sigue... Así, así... Qué bien lo haces, zorra. Así está mi hijo contigo. ¡Menuda puta tiene en la cama!", a lo que ella asentía con su ...
«1234»