LOS VECINOS II - Relatos Eróticos

LOS VECINOS II

Hacía ya un tiempo largo de la encerrona que le hice a mi vecina. Desde entonces no había vuelto a cruzar ni una palabra con ella. Cada vez que nos cruzabamos en el porta o las escaleras, baja la la cabeza, no se si por vergüenza de lo que le había hecho o por miedo que se lo dijera a su marido, y sin mediar palabra intentaba pasar lo más aprisa posible sin mirarme ni a la cara. Algo que yo sé lo ponía difícil, la verdad que me seguía portando como un cabrón con ella. Como ya la he descrito anteriormente es una mujer pequeña bastante, más bien muy gorda y con unos tetones enormes. Yo intentaba apartarme muy poco en la escalera o el portal y debido a su volumen le era inevitable tener que rozarse conmigo a lo cual yo le arrimaba mi polla para que se sintiera más incómoda todavía. Me encantaba hacer la sufrir. Que probase su propia medicina por lo desagradable que era con su marido.Seguí con esa actitud hasta que un buen día me enteré del fallecimiento de su marido. Pobre hombre lo que tuvo que sufrir por su enfermedad y su mujer.Me dio mucha pena. De hecho fui a su funeral. Estando ya fuera, a su término, no sé si porque al final su viuda me dio pena o por protocolo, la cuestión es que me acerque a ella y dándole un abrazo, todo lo que pude ya que no me daban los brazos con semejantes tetas, y un par de besos le dije me tenía para lo que le hiciese falta. A ella y a su hijo. Un chico de unos 30 años que solía vivir con ellos por temporadas.Pasaron unos meses sin tener ...

... noticias de Carmen, ni coincidimos ni la escuchaba en casa, pensé que se habría ido a pasar la pena a casa de algún familiar. Hasta que un día subiendo a mi casa me encontré la puerta de su casa abierta y cuando pasa por delante de ella escuche como Carme me llamaba. "Pedro, Pedroooooo....... Pasa por favooooor". Que querría la bruja. Hice de tripas corazón y entre. No la vi en la entrada. Seguí hacia dentro. Era la primera vez que entraba en esa casa. Típica casa con decoración Antigua, que se podía esperar de una mujer así. Seguí hacia dentro por el pasillo hasta lo que parecía una sala. Cuál fue mi sorpresa. Me encontré a Carmen completamente desnuda en el sillón. Bien abierta de piernas acariciándose el coño, por cierto un coño muy bien arregladito para lo que me había enseñado en su día, diciéndome "No decías que estabas para lo que me hicieses falta, pues lo que me hace falta es que me llenes con tu leche este coño hambriento de tu polla". Me dejó de piedra. Sin mediar palabra me di media vuelta y salí de allí hacia mi casa. No me lo podía creer. Me metí en casa me senté en el sofá sin poder dar le vuelta a lo que me había pasado. No me podía quitar la imagen de Carmen tocándose en el sofa. Para cuándo me di cuenta tenía los pantalones en los tobillos y la polla palpitante en la mano. No lo podía creer,me había puesto cachondisimo esa bruja que tanto odiaba. Cuando fui consciente de la situación sin siquiera ponerme los pantalones salí al portal y baje hasta el piso de Carmen ...