1. Primera vez alucinante


    Fecha: 06/07/2025, Categorías: Anal Autor: Mickaela, Fuente: CuentoRelatos

    Habíamos terminado un fin de semana intenso de un certamen deportivo. Todos los deportistas y acompañantes nos alojábamos al mismo hotel. Después de la última cena celebramos la entrega de premios y empezamos la fiesta.
    
    La discoteca del hotel estaba llena a reventar y nos lo pasábamos bomba bailando y charlando entre copa y copa. Éramos todos conocidos, todos deportistas que compartíamos la misma afición con mucha rivalidad en las pistas pero a aquellas horas y con tanto alcohol en el ambiente ya todos éramos colegas de fiesta.
    
    Yo estaba allí con mi chico el cual me acompañó durante la competición. Además del trofeo de la competición lo tenía a él. Era mi mejor trofeo, lo paseaba de la mano orgullosa dando envidia al resto de mujeres del planeta tierra. Era el chico que siempre había soñado y tan deseado entre mis amigas: guapo, musculoso, ojos verdes, moreno y con las facciones de la cara masculinas pero a la vez con una similitud infantil que le hacía parecer inocente.
    
    Yo como lo conocía, aún me ponía más esa cara de niño bueno que sé que luego se convertía en el tío más pervertido del mundo.
    
    Bailábamos, bebíamos, nos arrimábamos, nos morreábamos con ansias de más en medio de la multitud hasta que llegó un punto que no pudimos más y decidimos irnos ya a la habitación.
    
    Recuerdo ir-me de la sala de fiestas de su mano, medio tambaleando aún por el alcohol y con deseos ya de que me hiciera suya esta noche. Quería relajar-me y dejar-me ir. Realmente después de ...
    ... dos días de competición intensos ese día quería que me lo hiciera todo.
    
    Nuestra habitación estaba en una 5ª planta y la subida con el ascensor fue intensa: me arrimó a la pared a morreadas y me levantó cogiéndome con las dos manos por el culo. En este momento ya noté su miembro duro que luchaba por salir de sus pantalones.
    
    Se abrió la puerta del ascensor y llegamos a la puerta de la habitación sin dejar de tocar-nos y morrear-nos, arrimando-nos de pared en pared.
    
    Ahora si, una vez dentro… no había límites. Yo notaba ya mi tanga súper mojado a través del pantalón, con un deseo increíble de que me la metiera rápido y fuerte.
    
    Éramos solos el uno para el otro, y estábamos a punto de saciar nuestro apetito carnal. Me relamo recordando estos dos cuerpos jóvenes y guapos con tanta hambre de sexo.
    
    Por fin, le desabroche el cinturón y los botones de los tejanos, que estaban a reventar y salió su precioso miembro para que me lo comiera todo enterito. Buenísimo, ya estaba jugoso y terso a mas no poder. Disfruté un buen rato comiéndosela hasta que noté que se acercaba un subidón y pare.
    
    Literalmente me arrancó la ropa, me tiró a la cama y empezó a penetrar-me con fuerza. Aquello era sexo duro. Como pude le saqué la camisa para poder disfrutar de su cuerpo escultural perfectamente moldeado empujando encima de mi hasta que se vino fuerte. Se corrió en mi coño dejándolo a puntito para repetir.
    
    Aún con el cansancio de dos días de competición intensa estaba tan excitada que ...
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