1. Inspección anal, agujas y otros fetiches


    Fecha: 09/07/2025, Categorías: Fetichismo Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos

    La posición no podía ser más humillante, pero formaba parte de la revisión médica obligatoria.
    
    El doctor, asistido por una enfermera joven y atractiva me ordenó que me bajara los pantalones y me subiese a la camilla. No era tan fácil subir teniendo en cuenta que los pantalones, a la altura de los tobillos, dificultaban la maniobra. Aun así, me concentré, más que nada para no acabar tropezando y añadir más vergüenza a la ya de por sí humillante imagen de un tío que si se miraba por detrás ofrecía un culo peludo caído y temblón lleno de granitos y si se le observaba por delante, entre los gruesos y velludos muslos, se podía ver un pene, que no pecaba de tamaño y que estaba a medio camino de algo parecido a una erección.
    
    La enfermera me echó una mano sujetándome por el brazo y añadió.
    
    - Inclínese hacia delante, apoye los codos... la cabeza entre los brazos y el culo en pompa... separe un poco las piernas. Eso es.
    
    El médico, mientras tanto, se ajustaba unos guantes de látex color azul.
    
    La puerta del cuarto se abrió y entró otra enfermera llevando unos papeles, intercambió unas palabras con el doctor y volvió a abrir y cerrar la puerta. Fuera de la habitación, aguardaban su turno había más pacientes. "¿Cuántos culos vería al día este hombre y sus enfermeras? ¿20-30?" Antes de llegarme el turno había entrado una chica alta y de figura esbelta. Solo pensar que con toda probabilidad había estado en esta misma posición, con su hermoso trasero totalmente desnudo y ...
    ... sus tetas colgando bajo la camisa...
    
    Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia de un dedo enguantado en mi ano. La sensación era extraña. No la describiría como placentera. Por suerte, aunque me pareció mucho más tiempo, el dedo solo estuvo allí unos segundos.
    
    - Todo parece ok. ¿Ha hecho de vientre hoy? - dijo el doctor.
    
    - No, respondí sin cambiar de posición.
    
    - Está bien, túmbese de lado. La enfermera le pondrá un supositorio ahora.
    
    - ¿Un supositorio? - pregunté mientras me ponía de lado.
    
    - Sí... ah, y también le pondremos una inyección de vitaminas.
    
    Antes de que pudiese asimilar las noticias, la enfermera joven quitó el envoltorio del supositorio y tras apartar con sus manos mis nalgas y hurgar un poco, encontró el agujero que buscaba e introdujo la medicina.
    
    - Apriete el culete. - añadió.
    
    Obedecí notando como se disolvía el medicamento en mi interior. Picaba un poco y me provocó un amago de erección que corté a tiempo.
    
    Mientras me ocupaba de lidiar con todas estas sensaciones, la enfermera, con eficiencia, preparaba la inyección.
    
    - Váyase poniéndose boca abajo, enseguida le pincho.
    
    Me dejé caer sobre el estómago y acostando mi cabeza de lado observé como la chica acoplaba la aguja, quitaba la capucha de la misma y apretando el émbolo de la jeringa dejaba escapar un poco de líquido.
    
    Los nervios se apropiaron de mi tripa de repente y contraje el esfínter evitando que se me escapase un pedo.
    
    - Listo.
    
    Tragué saliva ...
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