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Mi vecino el médico, me pone cachonda
Fecha: 14/08/2025, Categorías: Masturbación Autor: elzorro, Fuente: CuentoRelatos
Ana llegó con paso vivo al portal de su casa, abrió la puerta, oyó voces y se apresuró. —mierda. —dijo al llegar al ascensor y ver las puertas cerradas. Tenía la vejiga llena y de tanto aguantarse le empezaba a doler la tripa. Observó con resignación como el panel luminoso del ascensor incrementaba el contador lentamente hasta detenerse en el piso más alto. Presionó el botón de llamada varias veces seguidas. Los segundos parecían minutos fruto de la impaciencia. Finalmente, el ascensor comenzó a bajar. Ana se inclinó hacia adelante e hizo un esfuerzo para retener la orina. —Creo que lo conseguiré. —susurró hablando para sí misma. Al poco tiempo oyó una voz grave que le hizo sobresaltarse. —Buenas tardes. A un metro, se encontraba un hombre que tendría unos treinta años. Barba oscura, brazos fibrosos, alto y atractivo. Durante unos instantes, la mujer no supo como reaccionar. Miró de arriba a abajo a aquel desconocido y algo atropelladamente preguntó. —¿Quién eres? —Me llamo Juan. —respondió el aludido sonriendo con una mueca. En ese momento llegó el ascensor. El recién llegado abrió la puerta invitando a entrar a Ana. Esta, acuciada por la urgencia, no se hizo de rogar y entró colocándose contra la pared del habitáculo. El tipo la miró con curiosidad mientras el neón del techo parpadeaba proyectando una luz escasa y entrecortada. "A lo mejor abusa de mí. Joder, no debería haberme subido." Pensó la vecina imaginando ...
... como el tipo la ponía contra la pared y la metía el dedo en el coño mientras ella, llena de vergüenza, se meaba allí mismo. No paso nada de eso. —Perdona, ¿a qué piso vas? —preguntó el caballero. —al octavo. —respondió Ana. El hombre levantó una ceja y pulsó el botón. Ana abrió los ojos mostrando sorpresa al ver que aquel tipo solo había seleccionado un piso. De nuevo la invadió la sensación de estar siendo desnudada con la mirada. —Voy al octavo también, soy el nuevo inquilino. —ah, el nuevo. —sí, me llamo Juan. ¿Y tú? —Ana... cualquier cosa, bueno de la casa, el piso. —Gracias. Lo mismo digo. —Perdón, decías. —intervino Ana que andaba a mil cosas. —Soy médico, cualquier cosa a tu disposición. El ascensor llegó al destino. —Hasta luego. —dijo Juan. Ana siguió la figura de aquel tipo con la mirada mientras abría la puerta. "Tiene un buen culo" pensó. Luego se descalzó, cerró la puerta y encendiendo la luz del baño comenzó a desabrocharse los pantalones mientras se le escapaba un chorrito de pis. Se quitó los pantalones y las bragas manchadas de orina, se sentó en la taza y respiró con alivio mientras el líquido amarillo golpeaba con fuerza las paredes del retrete. ********* Una semana después del encuentro en el ascensor, Ana estaba en cama, con la nariz irritada de tanto sonarse los mocos. Tenía tos, le dolía la garganta y tenía fiebre. Hacía ya tres días que estaba así, las pastillas le habían dejado mal estómago, la ...