1. Tristeza


    Fecha: 17/08/2025, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Yasemin, Fuente: CuentoRelatos

    ... devorándolo con mi mirada.
    
    «Dios mío, Carolina, ¿qué te está pasando?» Me preguntaba.
    
    Nunca antes había actuado así.
    
    Pero me atraía irresistiblemente. No lo encontraba particularmente guapo, sexy o seductor. No, pero su mirada, su mirada profunda y triste me había torcido el alma.
    
    Salió del mercado y volvió al edificio. De pasada entró en la panadería, en la esquina de nuestra calle.
    
    Seguí mi camino y yo también regresé a casa.
    
    Imaginé cómo ponerme en contacto con él, pero todas mis ideas me parecían estúpidas. Telefónicas, demasiado obvias. En resumen, ¡me iba a tomar por una buscona!
    
    Fui a darme una ducha para refrescarme. Aproveché la oportunidad para calmar el fuego que crecía entre mis muslos. Masajeé mi ingle, luego me acaricié a mi hendidura, presioné mi clítoris, rodeándolo con mis dedos. Finalmente, me vine, brutalmente, su mirada estaba en mi mente.
    
    Ha caído la noche. Con el calor, las ventanas estaban abiertas.
    
    La de él estaba cerrada, pero se escuchaba el sonido del piano.
    
    Delicado, no quería molestar a los vecinos con sus gamas.
    
    Yo estaba mirando hacia su ventana.
    
    Luego, el silencio. Hasta que apareció en su ventana. Justo frente de mí. Me sonrió, se llevó el dedo índice a los labios como señal para pedirme que me callara.
    
    Desapareció.
    
    Enseguida lo vi cruzar el patio.
    
    Entra en mi edificio.
    
    Oí el timbre de mi apartamento.
    
    Abrí.
    
    "Hola, ¿tú eres la señorita que mientras hace las compras en el mercado observa a ...
    ... su vecino?" preguntó con una dulce y franca sonrisa.
    
    "Eh, no, ¿por qué?, no…"
    
    "¡Ah! Lo siento, entonces me equivoqué de puerta." Y me dio la espalda para irse.
    
    "No, no, eh, espera, sí, sí, soy la persona a la que tú te refieres. Yo soy la joven que observa a su vecino haciendo las compras..."
    
    Se dio la vuelta, me sonrió de nuevo.
    
    "¡Me parecía!"
    
    “Lo siento, no sé qué me pasó, vi tu mirada esta mañana cuando terminaste de tocar el piano, y quería ver de quién eran esos tristes ojos negros que me rondaron todo el día."
    
    "Mmm, ya veo."
    
    "Entra, por favor."
    
    "¿En serio?
    
    "Entra", le sonreí.
    
    "¡Ah, una sonrisa, eso es lo más atractivo!"
    
    Cerré la puerta detrás de él.
    
    Me acurruqué contra él.
    
    Lo besé. Él me devolvió el beso. Con ternura, pero también con pasión.
    
    Me levantó en sus brazos, encontró mi habitación como si siempre la hubiera conocido y me puso sobre la cama.
    
    Se arrodilló a los pies de la cama.
    
    Movió sus manos por mis piernas, debajo de mi falda.
    
    Me quitó las bragas.
    
    Abriendo suavemente mis piernas, se acercó, luego me lamió, lentamente, durante mucho tiempo, aprendiendo mi gusto, descubriendo mis reacciones a sus caricias, buscando mi clítoris para darle lamidas devastadoras.
    
    Me dejé llevar por el placer y disfruté.
    
    Entonces, con solo la luz de la luna para vislumbrarnos, nos desnudamos.
    
    Su pene estaba tenso, listo para penetrarme.
    
    Dijo:
    
    "Tocaba una pieza que tenía reservada para que te enamoraras de mí a ...