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Coxman
Fecha: 20/08/2025, Categorías: Bisexuales Autor: Ivanvorpatril, Fuente: CuentoRelatos
Este es mi particular homenaje a un libro erótico que leí hace años. La premisa era... bueno juzguen, pero resultó divertido de leer. "Sufro" de priapismo, para quien no lo sepa y diciéndolo para que todo el mundo lo entienda es que siempre tengo el rabo duro. La enfermedad fue nombrada en honor al dios romano de la virilidad Priapo. Como podrán imaginar eso supone algunos inconvenientes. Lo más peliagudo es a la hora mear, lógicamente tengo que hacerlo sentado. En algunos casos la enfermedad es dolorosa, yo tengo suerte y no es así. No me duele y puedo tener incluso orgasmos múltiples, correrme varias veces en poco rato con la estimulación adecuada. La estimulación puede venir de chicas, de chicos, de transexuales o de todos la vez. Me gusta hacer uso de ese don lo más que puedo. Y siempre hay personas que agradecen tenerlo en sus manos... o en cualquier otra parte de sus anatomías, bocas, coños, culos. Pero no sólo de polla vive el hombre, me gustaba hacer uso de todo mi cuerpo para disfrutar. Y dar placer a todo el cuerpo de mis amantes, no solo a los genitales. Para aprender formas mejores de placer me dirigí a la India. El lugar donde escribieron el Kama Sutra sería un buen sitio donde investigar ese aspecto. Tomo un avión en el J. F. K. y me planté en Calcuta en unas horas. Y eso que el súper constellation no es un avión rápido. Sé que durante el vuelo las azafatas se han fijado en mi prominente paquete y que no se me ha bajado en todo el ...
... tiempo. Alguna se ha sentido halagada por ello pensando que era por su desde luego bonito cuerpo y sus reducidos uniformes. Y en algún caso algo ha influido, como en el de la rubia de muslos interminables cuya faldita apenas los cubría. Cada vez que se inclinaba podía ver sus braguitas trasparentes. Se llama Lola. O incluso el chico que iba en la fila de delante, su vaquero marcaba un paquete muy respetable aunque no estuviera duro todo el tiempo y un culito duro y respingón. Al bajar del avión lo primero que noté fue el calor, abrasador y húmedo. Tuve que librarme de la americana y la corbata lo más rápido posible. El sudor enseguida mojó la camisa en la zona de las axilas. En la misma terminal me alcanzaba Lola con una pequeña maleta. Compartimos taxi hasta el hotel. Por suerte no me importan los gastos y es el mejor alojamiento de la ciudad. Esa noche Lola comparte mi cama. Me ofrece todos sus orificios para que los disfrute con la lengua y con la polla. Y a la vez ella penetra alguno de los míos con su lengua y dedos. No es una chica que se conforme solo con recibir placer, también quiere darlo. Al día siguiente decidimos explorar los templos y los festivales de placer, las orgias sagradas dedicadas a sus dioses ancestrales. Lola apenas cubre su cuerpo con una ligera y pequeña tela que ella dice que es un vestido. Ni lencería se ha puesto. ¿Para qué? Seguro que desaparece enseguida. Yo tampoco llevo nada debajo del fino pantalón de lino así que también iba marcando ...