Mi sobrino - Relatos Eróticos

Mi sobrino

Mi sobrino viene a verme.

Hola, mi nombre es Juan y tengo veinte cuatro años. Vivo en una ciudad costera del levante mediterráneo desde hace casi dos años ya, mi piel es de color tostada, mi pelo es color castaño y, por trabajo, lo llevaba siempre muy bien arreglado. Mis ojos son oscuros y mi nariz es algo chata. Me gusta ir al gimnasio por las mañanas para mantenerme, por lo que mi cuerpo era atlético y marcado, pero no demasiado musculado. No me sale vello casi en el cuerpo, pero lo poco que me sale suelo afeitármelo. 
Todo comenzó a mitad de verano. Mi hermana, que vive en otra ciudad, me llamó por que se iba una semana de viaje con su nuevo novio y su hijo (mi sobrino Daniel) quiso a venir a pasar esos días conmigo. Hacía casi ya dos años que no veía a Dani, por lo que me hizo mucha ilusión verlo. Yo estaba también de vacaciones, por lo que lo invité a que se quedase el tiempo que quisiera. 
Cuando fui a recogerlo al aeropuerto, no lo veía por ningún lado, hasta que un muchacho se acercó a mí con cara sonriente. No me lo podía creer. Daniel había pasado de ser un niño bajito y regordete a ser un adolescente en toda regla. Su pelo, antes corto, ahora iba peinado en un largo tupé rubio que se meneaba con cada paso que daba. Sus ojos seguían igual de amarillentos que antes y me sonreían, al igual que su boca, que dejaba ver unos dientes blancos y que arrugaban su pequeña nariz. Su piel seguía siendo más propia de alguien del norte para ser sevillano y vestía con una ...

... camiseta ancha color albero, unas calzonas blancas y unas Air Force 1 blancas. 
-	¡Tito! – me saludó, mientras soltaba su maleta de cuatro ruedas a mi lado.
-	¡Qué de tiempo, chaval! – le abracé. – Joder, estás hecho un hombre. 
-	Jajaja, tu estás igual a la última vez, quizá un poco más fuerte. – me dijo, apretando mi brazo por encima de mi camisa. 
Todo el trayecto a casa estuvimos hablando y me estuvo contando un poco de su vida. Iba a entrar el curso que viene al último de secundaria, tenía una novia que estaba buenísima (Ana) y no paraba de repetirme que me echaba mucho de menos por Sevilla. 
-	Bueno, y ¿qué tal con Susana? – me preguntó Dani.
-	Lo dejamos hace un par de meses. – le contesté. 
-	Jo, me caía de puta madre. – me dijo. 
-	Sí, a mí también, hasta que la pillé poniéndome los cuernos con el vecino. – le dije, entre dientes. – Lo peor es que él también estaba casado, con niños y todo.
-	Hostias, vaya marrona. – me contestó, sorprendido. – ¿Y ahora estás con alguien? 
-	Con quien me acabe liando si salgo de fiesta, Danielín, yo ya no quiero más compromisos. – me reí. 
Dani se rio conmigo y llegamos a casa. Mi hermana es diez años mayor que yo y se quedó embarazada muy joven, por lo que Dani y yo éramos muy cercanos, casi nos criamos juntos. 
Aquel primer día, llevé a comer a Dani a un restaurante que me gustaba mucho después de dejar todas sus cosas en casa y que se cambiase de ropa. Después de aquello, me pidió ir al cine, por lo que fuimos a un centro ...