1. Sorpresas te da la vida


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... elegía, sin casi animarle yo a comprar…a elegir… Vamos, que, prácticamente, “pasaba” de hacerle algo más que tomar la “recetilla” que, más grande, más chica el cliente tuviera ya decidido, pensado, comprarme, sin más ”leña”, por mi parte que tomar, escribir en mi bloc de notas lo que el cliente me iba “cantando”, por su cuenta y riesgo; vamos, que yo, un verdadero agente de ventas, un hasta agresivo vendedor, limitado a humilde anotador de lo que, buenamente, el cliente me fuera dictado.
    
    Finamente, como pude, me deshice del tiito de la muchacha, invocando urgentes asuntos que me mantendría completamente ocupado saliendo más que pitando de la tienda, cuando el comerciante, ya dese la calle, cerraba y aseguraba los cierres del negocio
    
    Nunca, creo, fui tan diligente en dejar en el hotel, en el cuarto de maletas, las de los muestrarios, para salir como las balas rumbo al bar de marras. Entré y a quien primero vi, fue, precisamente, a mi cliente, el tío de la chica, con un grupito, otros dos o tres hombres, a todas luces, del comercio; me desentendí de ellos para centrar mi atención en el objeto de mis afanes, y al momento también la divisé, aunque ni pizca de gracia me hizo verla con quien iba, el grupito de chicos-chicas que la acompañara cuando la conocí; así que preferí, también, desentenderme un tanto de ella, aunque sin perderla de vista, a la espera de ocasión razonable para abordarla sola, con en medio de tal muchedumbre. Desde luego ella me vio también casi al ...
    ... punto de divisarla yo a ella, pues me saludó haciéndome una leve inclinación de cabeza, pero talmente diríase que para borrarme del globo al momento, pues ni un segundo se dignó, desde entonces, en siquiera desviar un instante la atención hacia mí.
    
    En fin, que allí parecía agotarse toda mi desazón por ella, “toititas toas” mis “ducas” por ella, y disponíame a hacer un digno mutis por el foro, cando la siento a mi lado
    
    Hola, Antonio; buenas noches… Otra vez por aquí, ¿he?
    
    Pues… pues sí… Ya ves… Como siempre… Con mis “trapitos” y tal… Ya sabes…
    
    Ya, ya… Pero… te veo muy solo. No has venido con mi tío… ¿No andaréis peleados?
    
    O no; ni mucho menos… He estado trabajando con él hasta hace un rato… Pero es que tenía cosas que hacer; por eso no vine con él
    
    Pues, de todas formas, y aunque tuvieras cosas que hacer, hoy has venido antes que las otras veces… ¿Tantas ganas tenías de beberte un vinito o tomarte unas tapas?... Porque, “madrugador”, hoy sí que has sido… O… ¿Hay algo más, aparte del vinito y las tapas, que te haya hecho “madrugar” tanto?
    
    Desde luego, Marina, con la mayor desvergüenza del mundo, estaba jugando conmigo… Y como le daba la gana… Diríase que me había tomado, y bien tomada, además, la medida de mi zapato; que sabía perfectamente lo que por mi mente pasaba… Que leía en mi cerebro, en mis intimidades más profundas… En mis sentimientos; unos sentimientos que ni yo conocía muy bien, aunque más exacto sería decir que no quería conocer en toda su magnitud… ...
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