1. La lección de Piano


    Fecha: 23/11/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... y empezar a lamerme la espalda haciendo que se me pusiera la piel más erizada todavía. Ella había llegado con su dedo a ese lugar que yo tenía como secreto y las sensaciones no me daban tiempo ni siquiera a pensar. Sus dedos acariciaban mi clítoris de una forma divina y en poco tiempo tuve un orgasmo impresionante que ella noto gustosa. Sin darme respiro, me obligó a reclinarme aún más contra el piano, al tiempo que retiraba la banquera y se arrodillaba detrás de mí. Introdujo sus dos manos debajo de mi minifalda y me bajo la bombacha hasta los tobillos. Acto seguido, metió la cabeza debajo de mi pollerita. Empezó a darme besos suaves sobre las nalgas, mientras un dedo de su mano derecha volvía una ves más a jugar en ése lugar que ella había descubierto y que me desmoronaba en una catarata de placer. Inesperadamente se detuvo.- "Esta cola hermosa la voy a guardar para más adelante"- dijo y se paró. Me dio vuelta en forma un tanto brusca y tomándome del cuello con su mano derecha me metió la lengua en la boca en un beso largo y apasionado. Su mano izquierda bajó lentamente por mi espalda hasta alcanzar mis nalgas duras acariciándolas. No tuve más remedio que abrazarla por el cuello y abandonarme por completo a lo que mi cuerpo deseaba. Recuerdo que en ese momento se me salió una sandalia. Cuando terminó de besarme me llevó de la mano hasta su cuarto, siempre abrazada a mí mientras me tocaba todo lo que me pudiese tocar y ya no me besaba sino que me lamía la cara y el cuello.Me ...
    ... tiró en la cama. Recuerdo que caí de espaldas y vi cómo se quitaba la parte de arriba de su traje de baño, que estaba suelta, y cómo se bajaba el bikini, hasta quedar totalmente desnuda frente a mí. Yo me senté y ella se acercó hasta mí tomándome de la remera para quitarla. Hecho esto Elisabeth me recostó boca arriba sobre la cama y con ambas manos apretó mis pechos como si quisiera juntarlos lamiendo mis pezones en forma frenética. Los lamía en círculos recorriendo la aureola y dándome pequeños mordiscos en los pezones que parecían que iban a salirse de su sitio. Yo sentía pequeñas convulsiones entre mis piernas, estaba tremendamente mojada y estaba bañada en sudor por el calor que hacía, y por el calor que me transmitía el cuerpo de Elisabeth que a esa altura estaba montado sobre el mío. Lentamente fue dejando de chuparme los pechos, y con su lengua comenzó a bajar en un sagaz recorrido, lamiéndome la barriga y el ombligo. Se incorporó y mirándome a los ojos me tiró de la mini hacia abajo, la que pudo sacarme sin problemas porque sólo tenía un elástico. Empezó a darme besos suaves sobre el vientre, para luego empezar a jugar con su lengua recorriendo mi conchita a lo largo de toda su extensión. Como explicar con palabras las sensaciones que ella me hacía sentir. Mi cuerpo vibraba al son de sus lamidas. El placer intenso que me proporcionaba su lengua me hacía arquear la espalda, quedando todavía más expuesta y abierta que antes. Tenía mis manos apretando las sábanas en una ...
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