1. Mi hijo Hugo.


    Fecha: 26/11/2018, Categorías: Gays Autor: leeyoungjee, Fuente: SexoSinTabues

    ... Hugo llego a Canadá con una de mis hermanas a los 9 años y aunque al principio estuvo muy feliz por vivir conmigo y pasar tiempo juntos, disfrutar de conocer lugares nuevos, gente nueva, su nueva escuela, en unos meses comenzó a resentir los cambios, constantemente me cuestionaba si algún día volveríamos a puerto, me decía que extrañaba la casa de los abuelos y se pasaba horas enteras pegado al teléfono hablando con ellos, sus tías y primos, mi hermana consiguió la ciudadanía también y para cuando Hugo cumplió los 12 años ella ya estaba viviendo con un chico que conoció aquí, puse lo mejor de mí para que mi hijo me viera como su padre, pero también como su maestro y su amigo, que me contara todo sin vergüenza ni miedo y que ahora que ya tenía edad me preguntara todas sus dudas seguro de que no le iba a mentir como cuando era un chiquillo, se adapto muy bien a Canadá, se hizo de una vida por sí mismo, amigos, natación, rugby, realmente me sentía muy orgullosos de él. Y ser su padre no me impedía ver que para sus 15 años ya era todo un hombre, media 1.80 igual que yo, era delgado, estaba en una mucho mejor forma que yo cuando embarace a su madre, saco muchos rasgos de su abuelo materno, sus ojos verdes, la barbilla incluso la manera fría y serena de mirar que el señor tenia, la piel más blanca que me recordaba a la de su madre, su cabello y vello muy oscuros de mi padre y míos, muñecas de huesos anchos, manos enormes, me sentía tan orgullosos como un ganadero que es premiado ...
    ... por el mejor semental del condado! Jaja. Desde que su tía se fue perdió el pudor que mi madre le había inculcado de niño y comenzó a imitarme andando solo en calzoncillos por la casa, llegar y encontrarlo solo con una trusa o el suspensorio del hockey adormilado en el sillón de la sala era algo muy común, en cada una de esas veces me percataba de lo bien que había cuajado mi chiquillo, debajo de la tela holgada de sus trusas siempre se percibía una verga digna de admiración, por alguna razón era muy fanático de quitarse el vello de las axilas, el pecho y la piernas pero el púbico siempre se le adivinada descuidado y largo, la línea de que bajaba de su ombligo al llegar a su pubis se convertía en una mata tupida, por más que se acomodara el calzoncillo en cualquier movimiento sus vellos terminaban asomándose largos por arriba y abajo. Me encargue de hablarle de sexo apenas lo vi entrar en la adolescencia, ya tres años atrás, le explique a detalle de que iba la masturbación, como tenía que cuidarse, los peligros y las incomodidades de la ETS, como ponerse un condón, que le iba suceder a su cuerpo y consejos para que no manchara su ropa de semen y aprendiera a guardarse el pene para que no se notaran sus erecciones, como era una vagina, que se sentía entrar en una, a que debía oler y muchas cosas más que él me pregunto, la verdad es que esperaba que me mandara por un tubo y cualquier día de estos al abrir la puerta lo primero que vería seria a él cogiéndose a una chica o alguna de ...
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