-
Quique
Fecha: 27/11/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Aquella tarde de verano, decidí lavar el coche contando con la ayuda de mi vecinito Quique, que era muy espabilado a pesar de sus 14 y se me había ofrecido varias veces. Estábamos en plena “faena” totalmente cubiertos por la espuma, por lo que me propuso desvestirnos para no seguir con tanta mojadura. Sin problema, descubro que bajo su ropa veraniega se ocultaba un cuerpo atlético, moreno y curtido con muchas jornadas de piscina, envuelto en un “spido” – algo grande – que apenas ocultaba un enorme miembro abultado como de un joven mayor… ético, moreno y curtido con muchas jornadas de piscina, envuelto en un “spido” – algo grande – que apenas ocultaba un enorme miembro abultado como de un joven mayor… Yo también, exhibo mis atributos de adulto, que despierta su mirada curiosa en mi entrepierna, bajo un pantalón “pirata” ya cubierto con regueros de espuma . Mientras cubría el parabrisas con la esponja del jabón, no podía evitar apresar con su mano izquierda su abultado paquete que me incitaba a lo mismo. Terminada la limpieza exterior, ocupamos los asientos delanteros, para proceder con el salpicadero sin poder evitar por ...
... mi parte, posar mi mano disimuladamente bajo sus abdominales, llevándome la sorpresa que elevaba su cuerpo en oferta provocativa que no podía desechar. Antes de decidirme, él ya había estrechado su mano sobre mi bragueta, por lo que no dudé en apresar y liberar su polla, que aparecía lampiña, pero más grande que la mía, a pesar de ser mayor. Su mano derecha dejando la esponja se había introducido por detrás de mí, y acariciando el ano, me dice: ¿Me dejas que te penetre? La ilusión se había hecho realidad y sin dudarlo me bajo los pantalones, que aprovechando que no usaba ropa interior descubren mis nalgas que son abordadas sin dilación por el joven, que de un empellón se hunde en mi hasta dentro. Cinco sacudidas terminan con el derrame de una gran cantidad de semen que chorrea entre mis piernas, provocando que yo también sienta otro derrame de mi miembro. ¡ Chúpamela, hasta que me excite de nuevo! Cosa que no es preciso repetir, pues me entrego con alma y cuerpo a la faena que en pocos minutos logra el fruto esperado hasta volver a chorrear su miembro con intensidad y fuerza asombrosa, cubriendo mi boca y cara totalmente.
«1»