MARQUITOS
Fecha: 04/12/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Allí me encontraba yo, en la esquina acordada con un vacío en estomago muerto del miedo, pero con las ansias al límite de probar lo que tanto quería en ese momento. Imaginaba estúpidamente que todas las personas que por ese lugar caminaban sabían con que intenciones me encontraba allí, un pequeño alivio a mi preocupación se disipaba al ver que por ese sitio no pasaban personas conocidas, la espera se me hacía eterna ya que Javier no pasaba a recogerme, las 10 de la mañana de un día domingo era la hora y el día acordados y como estaba tan nervioso salí mucho antes de mi casa después de dar la escusa a mi mamá de que iba a el polideportivo a jugar baloncesto con unos amigos. Mis pensamientos se dirigían hacia unos meses antes donde todo empezó, y debo confesarles que todo ha sido muy emocionante porque a mis 10 años iba a perder mi virginidad anal con un hombre de 50 años, se que la diferencia de edad es demasiada y también que todo lo que les relate puede ser poco creíble, pero todo queda a consideración del lector. Mi tío Leonardo tiene un taller mecánico muy cerca a la casa de mi madre, ella es separada y con mi padre tengo muy poco contacto; en la época de vacaciones y algunos fines de semana mi tío me pedía que si podía ayudarlo en algunas labores de taller y por eso me daba algo de dinero, el personaje principal de la historia se llama Javier, un hombre alto y fornido sin ser gordo, de piel morena, ojos y cabello negros, bien presentado, supe su edad después de conocerlo ...
... bien, el era taxista y a menudo iba al taller de mi tío Leonardo, desde la primera vez que me vio allí, se quedó mirándome fijamente de arriba abajo sin inportarle que yo me diera cuenta y eso me hizo poner colorado de la vergüenza, después de sostenerle la mirada un rato seguí haciendo mis labores de recoger herramienta y organizar un poco el desorden el en cual vivía mi tío, pregunto por mí y mientras charlaba con el no perdía oportunidad de buscarme con la mirada, después de un rato empezó a sonreírme e increíblemente el efecto que causo eso en mi fue responderle, yo también lo empecé a buscar con la mirada y a lanzarle pequeñas sonrisas cómplices de ese nuevo juego para mí, como todo niño inocente no tenia conocimientos del tema sexual ni nada por el estilo, a esa edad mi madre nunca me había hablado de eso; una oportunidad única se presento para los dos y creo que eso fue el destino; pienso que la vida nos pone cosas y situaciones para nosotros las vivamos o las dejemos pasar. Mi tío tenía que ir a traer un repuesto y un aceite para vehículos para el taxi de Javier, le pidió a Javier que si lo esperaba allí mientras se ausentaba, que entre los dos cuidábamos el taller, procedió a darme dinero para traerle un café de la panadería de la esquina para nuestro primer cliente del día, al llegar con el café mi tío se había marchado y Javier me estaba esperando dentro del taller con una gran sonrisa, nuestras miradas se encontraron de frente y la verdad no pude resistir y agache ...