1. Mi primera infidelidad - Parte I


    Fecha: 11/12/2018, Categorías: Incesto Autor: ANIGOMEZ, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi culo copiando sus movimientos para sentir el rico roce con su bulto, era un maravilloso baile de placer. Me empezó a besar el cuello. En ese momento yo ya me sabía entregada. Aunque aún era pasiva, sentía algo de miedo y vergüenza, lo que inconscientemente hacia que le dijera, nene esto no debe ser, por favor detente, yo soy una mujer casada y tu podrías ser mi hijo, pero al mismo tiempo gemía y respondía sus besos y caricias. Luego llevó su boca a mis oídos para decirme! No soy tu hijo, soy un macho que le gustas, solo quiero, estar dentro de ti, que disfrutemos de esta salvaje pasión y atracción que ambos sentimos, entonces me preguntó "¿quieres ir a una habitación?". Excitada al máximo asentí con mi cabeza, mientras sentía que mi cuerpo se estremecía.
    
    Nos separamos, y él pasando su brazo por mi cintura, me llevo hasta la mesa, él se dirigió a la barra notando que el barman le entrego una llave.
    
    Llego a la mesa, acaricio mi rostro con su mano, para luego darme un apasionado beso, mientras con una de sus manos, acariciaba y apretaba suavemente el interior de mis muslos, entonces me aparte y le dije que quería ir al baño, a lo que contesto, tus deseos son ordenes mi linda señora.
    
    Dentro del baño, repetía insistentemente -¡soy casada, soy casada, esto no está bien!-. Con mi esposo, llevamos una muy buena y bonita relación; él es un hombre trabajador, cariñoso y muy buen amante, pero el joven…no sé, despertaba el deseo, placer juzgado por la sociedad, que habita ...
    ... naturalmente en todas nosotras las mujeres.
    
    En ese momento fue que comprendí, lo que me había dicho mi esposo, de que solo podría asegurar mi negativa de estar con el joven, al instante de enfrentar esa situación.
    
    Todo lo digo porque estaba muy nerviosa y al salir del baño, pensé en decirle que nos fuéramos, pero mi mente y cuerpo sentía una salvaje e irresistible atracción sexual por seguir disfrutando del placer que él me daba, era mucho más fuerte que mi nerviosismo.
    
    Esta pasión sexual era irracional, solo quería entregarme a su lujuria, sin importarme nada.
    
    Durante todo el trayecto hacia la mesa, él nunca dejo de observarme y al llegar, me dijo, estás espléndida. Estás maravillosa. No son halagos, es la pura verdad, mi señora bonita. Acercando su rostro a mi mejilla y recorriéndolo con sus labios dándome dulce y suaves besos, se detuvo en mi oído, con una voz suave y apasionada me dijo! Te voy a confesar algo, cada vez que te veo frente a mí se me pone dura como una roca, si pienso en ti me excito, me tengo que pajear.
    
    Esas palabras más sus caricias mi hizo notar, que no sirvió de nada mi ida al baño para secar mi ropa interior con papel higiénico, pues en este instante estaba más mojada, sentía como si ríos de flujo salían del interior de mi cuca, mis pezones ya sobresalían considerablemente de mi blusa y sentía un excitante dolor en ellos, mi calentura estaba al tope máximo, haciendo que venciera mis temores y reparos internos decidí disfrutar de este viril ...
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