1. Tarde de placeres


    Fecha: 15/12/2018, Categorías: Incesto Autor: Luisdub, Fuente: SexoSinTabues

    ... dije, él tiene control total sobre mí; recliné lo más posible el asiento, desabotoné mi blusa y como pude me quité el sujetador, mis pechos se erizaron al sentir el frío del aire acondicionado y mis pezones quedaron duros, el morbo y la adrenalina se fusionaron en un segundo, ya que al estar haciendo esto con vehículos que venían de frente obviamente más de uno habrá notado algo extraño en nuestro auto, mientras me acomodaba la blusa de nuevo él pasaba su mano derecha sobre mi abdomen, el sentir y observar como sus manos ásperas y velludas acariciaban mi abdomen blanco y plano y como por momentos se detenía a jugar con su dedo índice en mi ombligo siguiendo una hilera de finos vellos claros que apenas empezaban a brotar en dirección a lo más íntimo de mí, me tenía súper excitada, por momentos sentía demasiado mojado mi asiento, estas caricias las alternaba subiendo y bajando, y cuando llegaba a mis pechos, me pellizcaba mis erizados pezones, primero dolía un poco, pero después se sentía rico, ya no me importaba nada estaba en un estado de trance tanto que jamás me percate en qué momento ni cómo llegamos a aquel apartado sitio solo podía sentir placer, un placer que me estaba llevando a caminos desconocidos. – Cristina – exclamo, con esa voz gruesa y penetrante que es característica de un hombre de edad madura como él. – Quiero que te quedes con la blusa abierta – esas fueron sus palabras cuando detuvo el auto. – Pon tus manos en tu entrepierna y quiero que te masturbes para ...
    ... mí – exclamó, yo le obedecí sumisamente y en menos de un segundo mis dedos estaban jugando con mis labios vaginales acariciando ese botoncito que hacía poco él me había ayudado a descubrir, a potenciar, a acariciar. – Eres una niña muy intensa, lo sabias – menciono mientras yo me masturbaba para él. – Sabes que sigue, verdad – mencionó aflojando su cinturón negro de piel con hebilla de acero, lentamente desabotono y bajó el cierre de su pantalón, él tampoco traía ropa interior, tomo mi mano izquierda y la introdujo en el espacio entre su abdomen y su ya abierto pantalón. – Que suave se siente tu mano – expresó – había deseado este momento desde que desperté – Yo estaba acariciando su miembro semierecto aun guardado en el pantalón, entrelazaba mis dedos con sus largos vellos púbicos, ya no resista más, quería admirarlo nuevamente, deje a un lado mi masturbación y me concentré con las dos manos en él. – Espera – susurró, mientras se bajaba los pantalones y dejaba al descubierto mi tesoro más preciado hasta ese momento, solo de verlo mi excitación aumento si es que aun podía ser posible. – Cristina, tu sabes cómo me gusta que lo hagas, moja el glande como te enseñe, aprieta fuerte y baja toda la piel para dejarlo descubierto, concéntrate en esta parte – me señalo con sus dedos. – Cada vez lo haces mejor – concluyó, mientras yo seguía al pie de la letra cada indicación dada. Tomé entre mis manos su verga, y lo hice como él me dijo, retiré hacia abajo toda la piel que cubría ese ...