Secretos en la noche - Relatos Eróticos

Secretos en la noche

Carlos y Sofía llevaban siete años de matrimonio. Aunque su relación parecía estable, la rutina y la falta de intimidad habían creado una distancia entre ellos. Sofía, una mujer de curvas voluptuosas y mirada seductora, comenzó a sentirse ignorada por su marido, quien parecía más interesado en su trabajo que en ella.

Todo cambió una tarde de verano, cuando Sofía conoció a Adrián en el gimnasio. Adrián era un hombre joven, musculoso y con una sonrisa que derretía a cualquiera. Desde el primer momento, hubo una química innegable entre ellos. Las miradas furtivas y los toques casuales se convirtieron en conversaciones íntimas y, finalmente, en un encuentro apasionado en el vestuario del gimnasio.

Sofía no pudo resistirse a la tentación. Adrián la hacía sentir viva de una manera que Carlos no lo había hecho en años. Comenzaron a verse en secreto, aprovechando cualquier oportunidad para estar juntos. Los encuentros eran intensos y llenos de deseo: en el coche de Adrián, en hoteles baratos, incluso en la casa de Sofía cuando Carlos estaba en el trabajo.

Una tarde, mientras Carlos trabajaba en su oficina, Sofía invitó a Adrián a su casa. Sabía que Carlos no regresaría hasta tarde, así que se sintió segura. Adrián llegó con una botella de vino y una sonrisa pícara. No pasó mucho tiempo antes de que estuvieran desnudos en la cama matrimonial, explorando cada centímetro de sus cuerpos con una pasión que Sofía había olvidado que existía.

Adrián la tomó con fuerza, sus manos ...

... recorriendo cada curva de su cuerpo mientras la besaba con una intensidad que la dejaba sin aliento. Sofía gemía de placer, sus uñas clavándose en la espalda de Adrián mientras él la penetraba con movimientos rápidos y profundos. La habitación se llenó de sus gemidos y el sonido de sus cuerpos chocando, una sinfonía de deseo y traición.

Pero lo que Sofía no sabía era que Carlos había decidido regresar temprano a casa ese día. Al entrar, escuchó los gemidos que provenían de su dormitorio. Con el corazón acelerado, se acercó en silencio y abrió la puerta lo suficiente para ver la escena que se desarrollaba frente a sus ojos: su esposa, completamente entregada a otro hombre, gimiendo de placer mientras Adrián la poseía con una intensidad que Carlos nunca había logrado.

En lugar de enfurecerse, Carlos sintió una extraña excitación. Observó en silencio, sintiendo cómo su cuerpo respondía a la escena. No podía negar que ver a Sofía tan entregada, tan llena de pasión, lo excitaba de una manera que no había sentido en años. Se tocó a sí mismo mientras observaba, imaginando que era él quien la poseía con tanta fuerza.

Cuando Adrián y Sofía terminaron, Carlos se retiró en silencio, sin ser visto. Esa noche, cuando Sofía lo recibió con un beso en la boca, Carlos no dijo nada. Simplemente la tomó con una intensidad que la sorprendió, llevándola al dormitorio y haciéndola suya con una pasión que no habían compartido en mucho tiempo. Sofía no sabía que su marido había sido testigo ...