1. Un interminable manoseo de piernas suaves...


    Fecha: 19/12/2018, Categorías: Lesbianas Autor: LigaLegitz, Fuente: CuentoRelatos

    Ahí estaba esa noche, acariciándole las piernas a mi hermana. Sabiendo que serían los últimos días donde la vería vestida como colegiala, tenía que aprovechar al máximo el ver cómo esa falda corta y esas sexys medias resaltaban cada rincón de esas suaves piernitas. Especialmente las medias negras que le llegaban hasta justo debajo de la rodilla. Ella sabía que sus piernas me parecían más sexys así de manera que así se las colocó. Asimismo, ella sabía de mi fetiche por verla caer desmayada. Y ella compartía mi pasión. Varias veces yo le había acariciado la pierna de manera tan brusca que ella se desplomaba del placer. Era tan vulnerable que literalmente podía hacerla caer cuando yo quisiera.
    
    Eso fue lo que hice. Ella al oído me dijo que la golpeara, que quería sentirse vulnerable. No la golpeé por querer hacerlo, sino por el placer que significaba verla caer ante mis ojos. No necesitaba de mucha fuerza, un simple golpe y se desmayó, con una sonrisa que demostraba que ella disfrutó del momento. Miré perdido por unos minutos sus rodillas tan hermosas, sus medias, sus muslos. Imposible no amar sus piernas y parece que también es imposible para ella. Con mucha frecuencia mientras conversa o hace algo se pasa una o las dos manos por las piernas, especialmente por la rodilla y la parte superior de las medias, lenta o rápidamente, y verla haciendo eso es realmente excitante.
    
    Días después de haber terminado definitivamente el ciclo escolar, una noche se acercó a mi cuarto y me ...
    ... dijo que si yo quería ella me iba a seguir enseñando esas piernotas. Yo ya sabía que le gustaba mucho que se las viese y tocase. Sólo poco rato después entró a mi cuarto con una blusa verdosa y una sexy minifalda, y se sentó a mi lado, haciéndome señas me dijo que le masajeara sus piernas, pero le dije que se pusiera botas. Sus piernecitas se veían infartantes con botas largas o medias, y me hizo caso. Unas botas negras que le llegaban hasta debajo de la rodilla la hacían ver como una diosa. Sonriéndome se sentó a mi lado y se cruzó de piernas:
    
    - Míramelas, tócamelas, apriétamelas... para eso me vestí así - me dijo con una voz provocativa.
    
    Le acariciaba sus botas, le hacía leves rasguños en sus muslos... de todo. Mi impulso fue tanto que me abalancé con fuerza sobre ella, quedando los dos sobre la cama. Le agarré sus piernas y empecé a darles palmaditas violentamente, y me fijaba en cómo ella se moría de placer. Dijo que le dolía un poco por lo fuerte que la había acariciado. Queriendo seguir con el cuento, la agarré y la recosté en la cama. Ella me susurró al oído que la hiciera desmayarse porque no aguantaría tanto placer. Empecé a besarla en los muslos, su zona más vulnerable. Ella empezaba a delirar e intencionalmente le di un fuerte agarrón. No aguantó más y sucumbió, su cuerpo quedó tendido en la alfombra. Ésta vez su cara no sonreía. Para no pasarme de la línea, la llevé a su cuarto, le quité las botas y la tapé con las sábanas.
    
    Pero al final sí me pasé de la ...
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