Por esto amo a mis vecinos - Relatos Eróticos

Por esto amo a mis vecinos

Hola,

Aprovechando que tengo un poco de tiempito, aprovecho para compartirles una anécdota de mi época de preparatoria. Espero les guste tanto como a mí al escribirla.

Para los que siguen mis anécdotas, sabrán que un tiempo viví en el Estado de México por el trabajo de mi papá. Tanto mi mamá como yo no tardamos en adaptarnos a la colonia donde vivíamos, y mientras más pasaba el tiempo, nos dábamos a conocer a tal grado que a mi mamá y a mí no nos bajaban de "putas".

En fin, eso hasta el día de hoy a ambas no nos importa, ya que nos encanta que nos cojan y lo seguimos haciendo hasta el día de hoy. Regresando al tema, en aquellos departamentos, en cierta parte ya nos ubicaban; prácticamente los vecinos ya sabían de nuestras rutinas, a qué hora salíamos de casa y a qué hora llegábamos. En lo personal, a mí me costó un poco llevarme con los vecinos, ya que todos (en su mayoría, señores) eran mal hablados y, al principio, me molestaba, pero al final me terminó gustando, a diferencia de mi mamá, ya que ella sí los entendía y en algunas ocasiones me tocaba verla como les daba el avión, jejeje.

De tan bien que mi mamá se llevaba con los vecinos, empezó a confiar en ellos. Totalmente obvio, también ellos le respondían; los invitaba a comer de vez en cuando, aunque mi papá (en ese entonces ya se estaban separando) estuviera en la casa. En ciertas ocasiones veía cómo mi mamá se besaba con alguno o la tocaban por debajo de la mesa.

Así fueron algunas de las ocasiones en ...

... las que mi mamá se divertía con los vecinos, pero era muy obvio que ellos no se iban a conformar solo con ella. Así que, en una de tantas pláticas que mi mamá tenía con algún vecino, le pidió un favor, ya que, con el divorcio de mi papá, su trabajo y encima llevarme a la escuela, mi mamá se estresaba demasiado. Dicho vecino no lo pensó dos veces y aceptó. ¿Cuál era el plan? Te preguntas. Pues solo díganos que era "cuidarme" mientras ella no estaba. Obvio, ya no era una niña, pero mi mamá insistía (ya que por un tiempo pensaba que me la pasaba muy mal por todo lo del divorcio).

Y dicho todo eso, así estuve varios meses. Iba a la preparatoria y regresaba directo a casa (fueron muy contadas las veces en que el vecino iba a recogerme a la preparatoria) hasta que cierto día, mientras me dirigía a mi casa, a lo lejos vi a varios de los vecinos que estaban platicando. En un principio, me sentí un poco nerviosa e incómoda, más que nada porque solo eran ellos y yo, y cada paso que daba me acercaba más y más a ellos, y el nerviosismo aumentaba tanto que lo que me sacó de ese trance fue el grito del vecino que dice:

¡Hola, Kary!
...
¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien?
Hola... Vecino... Estoy bien, solo un poco cansada.
Está bien, hermosa. ¿Todo bien en la escuela?
Sí, todo tranquilo.
Me alegro escuchar eso. Ven, acércate a nosotros. *Con pequeños pasos voy hacia ellos y quedo parada enfrente de ellos.*
No seas tímida, Kary. Si tu mami me dijo que te cuidara.
Pero ya no soy una ...