El placer del amigo 1 - Relatos Eróticos

El placer del amigo 1

El placer del amigo 1
Tengo una prima que es psicóloga. Me contó esta historia de un paciente suyo, me permitió publicarlo con la condición de que cambiara nombres, lugares y otros detalles por razones obvias.
Andrés y yo somos amigos inseparables. Vivíamos a cien metros uno de otro. Escuela, estudiar, salir. Cuando se podía nos bañábamos juntos, nos hacíamos la paja, pajas cruzadas. Dijimos de culearnos vuelta y vuelta. Nuestro lema era un pequeño sacrificio para darle placer al amigo. 
Para eso teníamos que tener tiempo y tranquilidad. 
Pero nunca ocurrió. Al padre de Andrés la empresa donde trabajaba lo trasladó a Río Cuarto, a unos doscientos kilómetros de Córdoba.
Desde ese momento nos veíamos un par de horas una vez por año o cada dos años, cuando venían a visitar a familiares. 
Cada reencuentro renovaba la amistad.
Cada uno estudió en su ciudad, se casó y tuvo sus hijos.
Cuando cumplió cincuenta años me invitó al festejo. Viajé con mi esposa y los padres de Andrés aprovecharon mi viaje.
La celebración fue con una cena show. 
Cerca de las tres de la mañana estábamos en la galería del patio tomando la última cerveza. Nuestras esposas y los padres de él se habían acostado, las dos hijas se fueron a bailar con sus amigas, como buen sábado.
En un momento de la charla Andrés dijo:
-Siempre me acuerdo de las calenturas de la adolescencia.
-Yo también.
-No pudimos cumplir el trato.
-No.
-Y nunca hablamos más del tema. Muchas veces pensaba comentar pero no lo ...

... hice. Me hubiera gustado ver qué pasaba.
-La verdad hubiera estado bueno.
-Podríamos intentarlo y sacarnos la duda.
-Podría ser, pero cómo, cuándo.
-En quince días voy a Córdoba, una sobrina cumple los quince, mi mujer tiene que trabajar, voy solo. Viajo el sábado a la tarde, a la noche es la fiesta, el domingo lo paso con mi familia. Sería el lunes después del almuerzo.
-Puede ser. Yo salgo a las cuatro de trabajar.
-Nos encontramos y buscamos un hotel.
Decidimos irnos a dormir. Pasé al baño.
Estaba terminando de orinar cuando él entró.
-Quería verla, hace tanto tiempo.
En ese momento sacó la pija.
-Mirá cómo me puse de pensar nomás. Tocá y vas a ver.
Se la toqué. Estaba durísima.
Ver y tocarla me emocionó, nunca lo hubiera pensado.
-Lavate que te la chupo -dijo.
-Estás loco! Mirá si nos descubren.
-Qué van a pensar? Las minas van juntas al baño. Ya me fijé, están todos roncando. Dale.
Me lavé con jabón y con un vaso que había me enjuagué, dejando caer el agua en el inodoro. 
Le pedí una toalla, entonces se agachó y se metió la pija en la boca. Chupó un buen rato, le avisé que si seguía iba a acabar.
-Desde la adolescencia esperaba volver a hacerlo. Nunca más hice nada con un tipo, ni cerca.
La situación me excitó y yo también me agaché a chupársela. Desoyes cada uno se hizo la paja y nos lavamos.
Me lavé los dientes y me fui a acostar, él se quedó en el baño.
Todos parecían dormir. Me desvestí y me acosté sin hacer ruido.
Cuando puse la cabeza en la ...