1. Oral anal primera vez hetero


    Fecha: 03/03/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Pepe romano, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Soy hombre y desde que era muy joven siempre he tenido la hormona a tope. Hace unos años salía con una chica con la que quedábamos para tener sexo en su casa o en algún hotel, con el tiempo las "salidas" eran solo a su casa. 
    Me encanta que me practiquen un oral como Dios manda, sin embargo,  son pocas las personas que realmente se esmeran en ello. Esta chica besaba delicioso, tenía una lengua suave, dulce y tierna, no le gustaban las nalgadas, ni la rudeza en exceso, pero disfrutaba el sexo rudo, fuerte, y hasta por detrás. Incluso ahora me toco un poco por encima del pantalón al acordarme de ello. 
    En una noche de las muchas que pasamos juntos, ella se tomaba su tiempo para disfrutarme. Con las luces pagadas y yo recostado en la cama, poco a poco se acercaba a mí, me acariciaba los brazos y el pecho, lenta y cadenciosamente, bajaba su mano al incio de mi pantalón y rozaba sus dedos sobre la tela que cubría mi sexo. Acercaba su cara poco a poco respirando mi cuerpo, mis brazos, mi pecho, y posaba su cara cerca del borde del pantalón, y empezaba a desabrochar sin prisas el pantalón y a bajar el cierre. 
    Me quitaba el pantalón lentamente, me acariciba las piernas, colocaba su cara y su boca sobre mi bóxer y le empezaba a dar lamiditas. Así durante unos minutos que eran deliciosos. Después, se tomaba el tiempo para quitarme la ropa interior y ahí empezaba para lo que yo había ido. El sexo era muy bueno, pero la forma en la que lo chupaba era de otro nivel, como si se tomara ...
    ... el tiempo eterno para acabarse una paleta de hielo, lento, calmado, plácidamente. Y era poco a poco, lo respiraba, lo olía, lo lamía sin metérselo todo a la boca, era una especie de tortura. Cada vez que iba pasaba eso y siempre era lo mejor del mundo. Ya les contaré en otra ocasión esa parte. 
    Pero hubo una ocasión en la que me pidio que doblara mis rodillas sobre la cama, acostado boca arriba, lo hice. En realidad no lo pedía, solo tomaba sus manos y conellas mis piernas y las acomodaba como ella quería. Comenzó a lamerme los testículos, los respiraba, los saboreaba, y hasta ahí todo bien, ya lo había hecho antes, no tenía problema, eran los mejores masajes del mundo mundial. Pero en esa ocasión comenzó a respirarme poco a poco justo debajo de los huevos, pasar su lengua y lengüetear el breve espacio entre mi sexo y mi ano. Y ahí empezó la magia. Masajeó con su lengua. de forma lenta y calmada mi colita. Nunca había sentido nada así, nunca. Me empezó a meter la lengua como si fuera un dedo pequeño, y mi cuerpo sintió una explosión de electricidad y de placer por tal acto. 
    Me punteaba con su lengua mi colita y lo estbaa disfrutando, le encantaba verme y escucharme gemir y gozar, y lo lograba de forma asombrosa, gemía de placer como nunca antes lo había hecho. En esa ocasión duró poco. Me introdujo la punta de su dedo y yo empecé a sentir un placer delicioso. Nunca, en ese momento, había dudado de mi sexualidad y más porque ella era una mujer voluptuosa y deliciosa, pero a ...
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