La lasciva vida de una maestra de escuela (Parte 5 – Final)
Fecha: 09/08/2017,
Categorías:
Microrelatos,
Autor: Trovo Décimo, Fuente: CuentoRelatos
... perezoso a su rama.
– “No pienses en nada, déjate hacer, voy a tratarte como una reina, solo llegaremos hasta donde tú disfrutes”.
No dije nada y me dejé hacer, aquellas palabras me tranquilizaron mucho…, la polla de Ramón no alcanzaba los 20 cm y me pareció un falo tremendo, después descubrí el formidable monstruo ciclópeo de mi hijo Alberto de casi los 25 cm, pero Barack gastaba un mástil como verga que superba los 25 cm con rebose. Obnubilada por sus hábiles dedos me sacaron el camisón dejándome en bragas y sujetador, un conjunto negro que había comprado para la ocasión y que hacía un homenaje a ese cuerpo de atleta que me iba a poseer.
Su cuerpo desnudo se movía suavemente al lado del mío y colocado a mi lado me vi mirándome a sus ojos mientras sus manos me despojaban de toda la vergüenza que me quedaba… sin ropa interior. Mis manos seguían acariciando un palpitante pecho negro que parecía tallado en piedra y tomando mi mano derecha, la llevó hasta su fastuoso rabo negro zaíno, yo seguía nerviosa pero cada vez me movía con menos torpeza. Sentir su inmenso miembro viril en mi mano me dejó sin respiración, creo que Barack se dio cuenta y sonriendo maliciosamente besó mi cuello y empezó a acariciarme por todo mi cuerpo muy sensualmente… creo que hasta la sombra que hacía mi cuerpo en el lecho, porque me sentía llena de él. Sus carnosos labios me comían tanto por dentro como por fuera y ya solo podía guiarme por lo que sentía mi piel porque mis ojos estaban cerrados ...
... a ver pero completamente abiertos al placer. No sé si el poco alcohol que había bebido o la calada al porro que había dado pero me vi clavando mis dientes en el hombro de Barack como una leona. Se movía como todo un semental debe cautivar a una hembra, Barack parecía saber todo lo que yo quería, cuando lo quería y donde lo quería.
Sus dedos se movían con una delicadeza absoluta, acariciando mi piel que se erizaba de placer con solo imaginar que me iba a tocar, su lengua leía los poros de mi piel y su tranca aumentaba de tamaño preparándose para penetrarme hasta mi alma, sin remedio le dejaría llegase a lo más profundo de mi útero. Abrió con dulzura mis muslos con su mano izquierda y mientras lamía mis tetas lengüeteando los pezones, estos se irguieron para que él se los comiese a mordisquitos tirando de ellos con los labios, me mataba de gusto el cabronazo pechos.
Entre tanto fue colocándose entre mis piernas cada vez más abiertas, mi coño abstenido de macho por tanto tiempo empezó a sudar, o eso creí yo al contacto con el pecho y abdomen de Barack que bajaba lentamente recorriendo mi torso besando mis pezones, mi ombligo, mi pubis recién arreglado. Cerré mis piernas en torno a su cuerpo en un intento de que no se escapara pero su fuerza me hizo desistir, tenía esa necesidad vital de ser poseía… que ese semental me gozara, que me atravesara y sentirle dentro de mí donde nadie ha llegado a estar alojado…, pero Barack debía saber que era mejor esperar un poco más y posó ...