1. Alicia y sus cuñados 2


    Fecha: 27/12/2018, Categorías: Infidelidad Autor: ViejoPervertido69, Fuente: SexoSinTabues

    ... pasos de la cama, en dirección a los pies de mi mujer, se puso en cuclillas y se asomó bajo la falda de Alicia. Luego se levantó, y sobándose el bulto que se le formó en la entrepierna, volteaba continuamente hacia la puerta. Me imagino, que temía que lo pillara mi suegra, atisbando las intimidades de mi mujer. No lo podía creer, Rolando, el digno, el serio, el casto, sus instintos lo rebajaban a la categoría, de cualquier lujurioso mirón. ¿Desde cuando fisgoneaba a mi señora? Mi pene respingó violentamente, imaginando diversas situaciones impúdicas entre ellos dos. Rolando salió de la habitación, y cuando estaba dispuesto a retirarme y llevarle la leche a mi suegra, Mi concuño regresó, habían pasado, solo unos segundos; se situó a un lado de Alicia, y suavemente trató de subir su falda. Sufrió un poco, ya que le quedaba un poco apretada a mi señora, por la posición en que se encontraba. Pero a base de paciencia la fue subiendo hasta dejar al descubierto todas sus largas y torneadas piernas, desde mi posición, alcancé a divisar, su preciosa tanga celeste. Rolando se puso de pie, a un lado de mi mujer, y la contempló embelesado, mientras su mano se sobaba rápidamente el bulto de su pantalón. Desesperado, extrajo de su traje, su teléfono celular, y enfocó las nalgas de Alicia, le sacó varias fotos, luego, miró nuevamente hacia la puerta, para ver si no aparecía mi suegra, se sacó la verga de su pantalón; era una verga de color aperlado y enorme glande color rosita; la forma de ...
    ... la cabeza de su verga, era similar, a un casco de militar alemán; nunca había visto una verga semejante, era delgada, pero muy larga; perfectamente cilíndrica, sin curvaturas, parecida a un largo puro. Mi concuño, mirando las nalgas de mi señora, se masturbó frenéticamente por unos minutos. Temeroso, mirando hacia todos lados (logrando que me agazapara aún más para no ser descubierto), mi concuño se agachó, y colocó una de sus manos, en las macizas piernas de mi mujer, tanteando su reacción, para ver si despertaba. Mi esposa estaba tan cansada que no se despabilaba con nada, entonces se animo para acariciarlas, deslizando sus manos suavemente, recorriendo todo el largo de sus monumentales y robustas extremidades, disfrutando de la tersura de una piel blanca y hermosa; luego, envalentonado ante la pasividad de Alicia, le prodigó pequeños y suaves apretones, desde sus corvas, hasta el nacimiento de su parado y redondo trasero. Le tomó otras fotos, acercando su celular hasta escasos centímetros de su trasero, luego lleno de pasión, le besó las nalgas sobre la tanga, mientras aceleraba los movimientos de su mano, cubriendo y descubriendo velozmente el prepucio, con la piel de su larga verga. De pronto, llegó Rosario, una niña de cuatro años, hija de Roberto, Rolando apenas tuvo tiempo de guardar su pene, porque atrás de la niña, llegaba presurosa mi suegra. Teníamos más de un mes sin hacer el amor, temía, que mi querida esposa, cayera en la tentación, de ser cogida por Rogelio y ...
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