1. UNA DESCONOCIDA SE MASTURBó DELANTE DE MI EN EL TREN


    Fecha: 29/12/2018, Categorías: Masturbación Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy un hombre de 40 años. Apuesto, según dicen. Esto fue lo que me pasó:
    
    Eran las 8,30 de la mañana. Me subí al tren en la estación de Redondela. En el tercer vagón, me metí en un compartimento. Ceré la puerta y me senté en un asiento. Enfrente estaba sentada una muchacha morena, delgada y muy guapa. Vestía una blusa blanca y unos pantalones vaqueros. Calzaba unos zapatos negros con grandes tacones. A su lado tenía una carpeta. Deduje que era una universitaria que iba para Santiago.
    
    -Buenos días - le dije.
    
    -Buenos días -me respondió.
    
    El tren se puso en marcha. Yo abrí la Voz de Galicia y me dispuse a leerla. Vi como la muchacha, se levantaba, bajaba la persiana de la puerta del vagón y le ponía el pasador. Luego, oí el inconfundible ruido de una cremallera al bajarse. Aparté el periódico de delante de mis ojos y vi como desabotonaba el botón de su pantalón. Mientras me miraba, deslizó una mano dentro del pantalón y de sus bragas blancas..
    
    Yo, me quedé de piedra. No sabía que hacer, y le ...
    ... pregunté:
    
    -¿Necesitas ayuda?
    
    -No, gracias.
    
    Cerró los ojos. Con una mano se acariciaba las tetas, por dentro de la blusa, y con la otra se masturbaba. Creo que ya había empezado a masturbarse mucho antes, y al llegar a la estación de Redondela había parado, ya que al masturbasrse se sentía como un chapotei. Debía estar empapada. Aquel ruido me puso la polla, tiesa como un palo. La saqué y comencé a menearla. Ella, abrió los ojos, y al ver mi polla, sonrío, y me dijo:
    
    -¿Qué te apuestas a que me corro antes que tú?
    
    -No hago apuestas, pero veo muy difícil que te corras antes que yo.
    
    Mirando para mi polla, aceleró los movimientos de su mano. El chapoteo se hizo más ruidoso.
    
    Me puse en pie y me corrí. Un chorro de leche, salió de mi polla y fue a parar a su lado.
    
    Al ver como mi leche caía al piso del vagón, comenzó a correrse. Le temblaban la piernas. Se encogió como si fuera un muelle Sus gemidos eran callados. Verla y oírla fue algo increiblemente sensual.
    
    Puede parecer ficción, pero fue una agradable realidad. 
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