1. En la playa mi primera vez


    Fecha: 31/12/2018, Categorías: Lesbianas Autor: sonjia, Fuente: RelatosEróticos

    Estaba yo en la pequeña playa, desnuda sintiendo los últimos rayos del sol calentar todo mi cuerpo cuando dos mujeres tendieron su toalla muy cerca de la mía.
    
    Yo estaba boca abajo semidormida pero su lenguaje eslavo me llamó la atención. Se desnudaron, las dos eran guapas pero una de ellas tenía un cuerpo de escándalo, pechos grandes y naturales, de grandes pezones rosados, cintura estrecha y culo generoso.
    
    Se tumbaron boca arriba las dos y la de las tetas grandes se abrió de piernas dejando casi a mi alcance su coño depilado.
    
    Empezaron a untarse con bronceador, la una a la otra, poniéndose crema por todo el cuerpo. Cuando una de ellas empezó a masajear los pechos de la otra con la crema, me entraron unas ganas enormes de ser yo quien le pusiera la crema y desde ese momento no les quité ojo de encima.
    
    Se fueron hacia el agua riendo y cogidas de la mano. Yo no pensaba en otra cosa que en tocar a aquella mujer, me estaba mojando por momentos y sentía que todos se daban cuenta. Nunca había sentido nada parecido.
    
    De pronto, ellas discutieron y una se marchó, quedándose la que a mi me gustaba. La playa se había ido quedando vacía y los que quedábamos estábamos diseminados aquí y allá.
    
    Ella empezó a ponerse crema otra vez y yo sin saber de dónde saque el valor, me ofrecí a ponérsela. No me contestó pero me dio el tubo y yo empecé a untar su espalda, sus brazos. Me arrodillé frente a ella y empecé a untarle el escote, ella no decía nada así que mis manos ...
    ... avanzaron un poco más hasta estar prácticamente sobre sus pechos. Me detuve sólo un momento esperando una negativa que no llegó. Empecé a masajear sus pechos suavemente repartiendo la crema, mis manos haciendo pequeños círculos alrededor de sus pezones evitándolos. Ella me miró de una forma que me heló la sangre, o más bien me la caldeó salvajemente. Supe cuál era el paso siguiente. Dejé la crema y tome sus grandes pechos en mis manos, primero uno y luego el otro, mi lengua empezó a rodear sus pezones haciendo pequeños círculos sin rozarlos. Mis manos los acariciaron levemente poniéndolos duros y empecé a lamerlos y succionarlos. Ella gemía suavemente. Entonces descendí por la maravilla de su cuerpo, sin dejar de pellizcar sus pezones, coloqué mi boca entre sus piernas abiertas.
    
    Mis manos soltaron sus pechos y abrieron su coño de par en par sujetando sus labios y dejando su clítoris al descubierto.
    
    Tenía una vulva preciosa, rosada y tersa, y suavemente mojada .
    
    Mi lengua empezó a acariciar su clítoris. Por un momento todo desapareció salvo aquel coño. Mi lengua recorría sus labios lamiéndolos enteros para luego volver a su clítoris que empezaba a hincharse y a vibrar. Ella se dejaba hacer, suspirando y jadeando, yo la chupaba como siempre había deseado que me chupasen a mi. Su cuerpo se arqueó y empezó a correrse sin que yo dejase de chuparla.
    
    Su coño era delicioso, su flujo suave y dulce y la sensación de sus espasmos al correrse en mi boca es algo que jamás olvidaré. 
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