Mis aventuras en una escuela rural - enamorado de mi hermoso alumno 3 - Relatos Eróticos

Mis aventuras en una escuela rural - enamorado de mi hermoso alumno 3

Esta es una continuación de mi relato anterior. Trata sobre mi adicción a su olor corporal natural y un poco sobre el pasado de Isaac. 

Después de la primera vez que hice el amor a Isaac, nos volvimos sumamente apegados; ya no podíamos estar ni un minuto lejos del otro. Para mí era imposible estar sin besarlo y abrazarlo, pues se había vuelto todo mi mundo. 

Por ese tiempo también mi afición por su olor se había incrementado. Pues, como conté en relatos anteriores, yo solía oler la ropa interior usada de Isaac prácticamente todos los días, pero después de nuestra primera vez comencé a olerlo directamente de la fuente. 

Esto hacía que mi hermoso alumno se pusiera rojo de vergüenza, pues siempre me decía que primero lo dejara darse un baño, pues sentía que olían mal sus partes íntimas, a lo que yo siempre le expresaba lo rico que era para mí su fragancia corporal al natural. 

Si bien me encantaba su olor de los pies a la cabeza, siempre tuve una gran fijación tanto con su olor anal como con el olor de sus testículos. Tenían un olor especialmente delicioso para mí, al cual era adicto. 

Su olor anal simplemente me volvía loco; le solía oler su anito cada que tenía oportunidad y sin importar la situación, incluso llegué a hacerlo en lugares públicos. 

Por las noches solía deleitarme con su fragancia anal; separaba sus suaves glúteos para poder apreciar su olorcito. En algunas ocasiones era un olor intenso, en otras era un poco más suave, pero siempre terminaba ...

... por degustarlo al introducir mi lengua en su estrecha cavidad anal para después terminar penetrándolo con intensidad, pues siempre terminaba muy caliente.

Con sus testículos tenía que ser muy cuidadoso, pues por los traumas de mi hermoso Isaac aun se ponía nervioso cuando me acercaba a esa zona, pues realmente tenía bastante lastimada esa área. Tanto en su pene como en sus testículos tenía largas cortadas y quemaduras de cigarro.

Él me había confesado en una ocasión que me encontraba besando sus testículos que había un señor del pueblo que se lo solía coger. Al terminar, este fumaba un cigarro, el cual siempre apagaba en alguna parte del cuerpo de Isaac, y a él le aterraba cuando lo hacía en sus genitales o en su ano, pues le dolía bastante.

Cuando le pregunté por qué se dejaba hacer eso, me dijo que cuando ese señor lo usaba, nadie más se atrevía a hacerle algo y que prefería que uno solo lo lastimara a que lo hicieran varios. Pues en una ocasión varios chicos lo cogieron hasta desgarrarle el ano y, cuando terminaron, lo dejaron tirado como basura.

Siempre que me contaba algo así, me daba tristeza y mi odio por el pueblo iba creciendo. Y bueno, debido a sus historias, yo era muy cuidadoso con sus testículos; se los besaba, acariciaba y, con el tiempo, ya no se ponía nervioso con mis caricias; incluso él mismo me pedía que le diera besitos en sus testículos. 

Pensé en contar esto antes de hablar sobre cómo fue la primera vez que él me cogió, pues siento que este ...