1. SOLO AMIGAS


    Fecha: 02/01/2019, Categorías: Lesbianas Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues

    ... envidia, abajo tenía un ancho pantalón floreado al tono con el sombrero, para mi gusto era horrible, sin embargo, me permitían adivinar unas anchas caderas, una cola hermosa y unas piernas de ensueño. Con los dedos de su mano izquierda tomó el chicle para amasarlo, al tiempo que estiraba la derecha para saludarme y decirme: Hola! soy Natasha, seremos compañeras! y tú eres… Micaela, bienvenida! Ponte cómoda… Fue mi respuesta mientras tendía mi mano y además le daba un beso en su mejilla, mi primer contacto… La ayudé con sus cosas y sin saberlo a partir de ese momento comenzaron tres años diferentes en mi vida… Natasha era de Rosario, una ciudad del norte, según ella donde están las chicas más bellas del país y si todas eran como ella era muy posible que no mintiera. Ella no estudiaba lo mismo que yo, por lo que muchas veces nuestros horarios no coincidían y poco a poco nuestras vidas se cruzaron, pude entrar en su mundo, en sus secretos, conocer una bella joven, una persona diferente. Disfrutábamos de los momentos en mutua compañía, salíamos juntas, a pasear, a cenar, ella sabía cómo vestirse y siempre se robaba todas las miradas, y ni hablar cuando íbamos a tomar sol a la terraza, usaba un traje de baño tan pero tan pequeño que hasta me daba vergüenza ajena, pero con ese cuerpazo, quien no se hubiera animado. Recuerdo un Domingo que habíamos ido a un balneario público donde solían ir de la televisión a filmar las chicas del momento, fue la atracción, la hicieron desfilar y ...
    ... cuando caía el sol ganó un bikini open con el que cerraban el día. Pero ella no era solo ‘una chica bonita’, Natasha era más que una amiga, era alguien que sabía todos mis secretos, era alguien que siempre estaba atenta a mis caprichos, era alguien con quien podía hablar, fantasear, pensar. Recuerdo una vez que debía dar un examen importante y yo tenía una fuerte gripe, estaba en cama con casi cuarenta grados de temperatura y por más que insistí e insistí no pude apartarla de mi lado, se quedó cuidándome como una madre, y ese pequeño detalle significó a la larga que no pudiera aprobar la materia. En el cuarto ella era muy extrovertida, totalmente desinhibida, no tenía problemas en tomar una ducha y andar desnuda por la habitación, mis ojos la observaban en silencio, sus curvas perfectas, los pequeños espacios blancos que dejaba en su intimidad los diminutos trajes de baño contrastando con el cobrizo bronceado de su piel, era común que se sentara contra la ventana a plena luz del sol a depilar su vagina, siempre se depilaba, para ella era normal y no la cohibía mi atenta mirada. También era su oído, cada tanto ella se ilusionaba con algún chico del otro pabellón, pero solo la cogían y listo, pero las mujeres no somos así, y yo sufría con ella. Me río recordando lo desordenada que era, cuantas veces levanté sus pornográficas bombachas que dejaba olvidadas en el piso del baño, o al costado de su cama. Y todo parecía estar bien, a mí me llamaba la atención que no le sorprendiera no ...
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