Señora tentación. Cuatro y último. - Relatos Eróticos

Señora tentación. Cuatro y último.

El micro siguió lento pero ya casi me tenía que bajar pero decidí hacerlo dos calles adelante para terminar mis palabras hacia tan suculenta señora que me encantó, me excitó, me provocó decirle muchas cositas ricas como se lo merecía y como muchísimas mujeres de todas las edades se las merecen. No me ha importado durante muchos años qué estatura tienen, edades, colores de piel, tipo de cabello, complexiones, si están nalgonas, chichonas, piernas delgadas o gruesas, si se rasuran o depilan, si están llenas de vellos en la panocha y/o en los brazos y las piernas y hasta en las axilas. En muchas he aceptado que no haya una limpieza total pero si es posible mejor bien aseadas. En fin, la señora se merecía una atención porque así me nació como con muchas otras que se lo merecen ya que a muchas las tienen abandonadas, violentadas de muchas formas y se les olvida que la sexualidad de toda la gente no se debe abandonar a ninguna edad ni condición de nada. Ya platicaré otras situaciones que han pasado otras mujeres conmigo porque no le hago al Don Juan, sólo las llevo a descubrir mucho de ellas mismas. Una disculpa por estas palabras pero todas y todos merecemos atención de todo tipo incluso de ...

... lo sexual no importa la edad. 
Le dije, no me olvidaría de atender su vientre ni sus pechos porque segurito, aunque me vaya a decir algo negativo de ellos, hasta ellos han sido olvidados pero no lo estarían para mis manos y mi boca mmmm. Ya no podía seguir porque estaba por llegar y para despedirme le dije que me disculpara el atrevimiento pero que no me podía quedar callado ante una verdadera Señora Tentación y junté mis labios y discretamente le mandé un beso. Ella súper roja y sudando a chorros hizo lo mismo y me dió las gracias y se le pusieron cristalinos sus ojos.  Me levanté y en el estribo del micro volteé le guiñé con un ojo y le envié otro beso. Ella con unos dedos como si lo recibiera se lo puso en sus labios y me despidió con su mano.
Bajé y sentí cierta tristeza porque se notaba que un estúpido la tenía olvidada en muchos aspectos. También me sentí bien porque creo que la hice sentir muy bien unos minutos de su vida. Desde aquí le agradezco todo todo todo. Que tenga una linda vida y que se valore porque yo la recuerdo como a otras mujeres que han pasado de diferentes formas en mi vida.
Gracias. Nos vemos en otros relatos que tengo para todas y todos ustedes. Hasta pronto.