Mi tio, el amigo de mi papa...
Fecha: 03/01/2019,
Categorías:
Gays
Masturbación
Primera Vez
Autor: renovatio111, Fuente: xHamster
Siempre me han gustado tanto los hombres como las mujeres. Desde que era niño e iba a la escuela me encantaba ver a mis compañeritos en la clase de deportes con aquellos shortcitos blancos y en cuanto podía les tocaba el culito o me frotaba con ellos. Y si el amiguito en cuestión era un poco gordito enloquecía, no importaba si era niño o niña. Crecí admirando las carnes igual masculinas que femeninas. Pero no los llenos de músculos ni curvas, si no aquellos que eran rellenos y culones.De hecho mi primera experiencia sexual fue a los 16 años en un campamento de verano con un regiomontano hermoso que tenia una pancita peluda, un culito apretado y unas nalgas grandes y blancas. Era más alto que Yo y gordito. No saben cuanto le tuve que insistir para que me dejara meterle la verga, pero una vez que me lo cogí ya quería hacerlo en todos lados. Se envició tanto que había veces que casi me lloraba para que le rompiera su hambriento culito. Luego que acabó el campamento no lo volví a ver, pero siempre guardo buenos recuerdos hacia él.Me llamo Humberto y tengo 22 años. Soy más bien delgado y con una facha muy normal. No tengo mucha cola ni brazos fuertes, tengo estómago de flaco y no soy guapo, pero tampoco espanto. Quizá la única virtud que tengo es que mi verga es un poco grande, aunque ni siquiera tanto, pero eso si muy gruesa y siempre dispuesta para un revolcón. No soy nada remilgoso, puedo disfrutar igual de una puchita rica que de un buen agujero. Estudio Ingeniería ...
... electromecánica y todavía vivo con mis padres porque me resulta muy cómodo, pero pronto iré a hacer una especialidad a Boston, en Norteamérica, mientras sigo con ellos, quienes no me cuestionan nada y viven con la esperanza de que algún día siente cabeza. No creo que eso pase. Pero mis viejos son buenas personas y no tengo aún necesidad de vivir solo. En mi casa tengo lo que necesito, y desde hace algún tiempo másDurante el verano mi padre nos notificó, a mi madre y a mi, que nos visitaría el tío Ricardo, que era uno de esos tíos postizos que uno tiene en la vida. Él y mi padre se habían conocido en la universidad y desde entonces se había vuelto parte de mi familia. Mi papá lo quería mucho y nosotros también. Hacía ya algunos años que se había ido a vivir a Gómez Palacio Durango tratando de salvar su matrimonio pero la cosa no fructificó y ahora que se había divorciado de su mujer regresaría a esta ciudad y se quedaría en mi casa en lo que buscaba donde vivir.Ricardo era un hombre de cuarenta y cinco años. Era norteño, ranchero, bragado y bigotón. Tenía cara de niño y cuerpo de oso. Era alto, gordito y muy buena gente. Todavía recuerdo como me escondía en el clóset de su cuarto para verlo cambiarse cuando lo íbamos a visitar. En él todo era fuerte. Su espalda era ancha y sus brazos y sus piernas fuertes producto del trabajo intenso, pero tenía una panza chelera que lo acompañaba a todos lados. Sus nalgas eran redondas y hermosas. Yo siempre le hacía burla diciéndole que tenía cuerpo de ...