¿Quién es?
Fecha: 12/01/2019,
Categorías:
Masturbación
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... en alguna ocasión, y eso permitía apreciar el miembro en todo su esplendor.
.-“¿Por qué no continuas leyendo?” escuché la voz proveniente del otro lado de la pantalla.
.-“Lo siento” dije, y continúe leyendo el relato. Lo cierto es que no podía apartar la vista de la pantalla, fue algo totalmente desconcertante para mí, para nada hubiera imaginado lo que estábamos haciendo.
Mientras avanzaba la narración del relato el ritmo de su mano se incrementaba. Intente evitarlo, pero al final no pude aguantar las ganas de acariciarme contemplando la escena, aunque lo hacía sutilmente, sin que pudiera advertirse al otro lado de la cámara. Aunque supongo que mi amigo estaría concentrado en lo suyo.
Contemplando cómo a pesar de tener agarrado su miembro con la mano derecha aún sobresalían casi dos tercios, no pude dejar de exclamar. -“Joder”.
.-“¿Te está gustando? Escuché al otro lado de la cámara.
.-“Esto es lo más raro que he hecho en mi vida” dije a través del micrófono.
.-“Entonces es tu primera vez…?” me preguntó él.
.-“Para nada” mentir a un ordenador es muy fácil.
.-“Entonces. No te está gustando?” insistió.
No sabía cómo responder a su pregunta, no quería parecer una guarra. Pero tampoco recatada.
Sarardiente dice:
“Estoy muy caliente, siento dejarte así, necesito masturbarme y prefiero hacerlo a solas.
Lo siento, Rober”. Escribí al tiempo que desconectaba la webcam.
Estaba tan excitada que no pude evitar tumbarme enseguida sobre la cama ...
... del hotel y comenzar a masturbarme como una gata en celo. Sin embargo, por primera vez en mi vida mis dedos no saciaban mi deseo. De tanto pensar en la inmensa erección de Rober necesitaba sentirme penetrada a la vez que me acariciaba. Incluso llegué a pellizcarme los pezones hasta el punto de lastimarme, pero necesitaba algo que me llevase al límite que demandaba mi cuerpo. Pude ver mi cepillo del pelo sobre la mesita de noche. Perfecto. Acerqué el grueso mango de plástico con forma redondeada a mis labios vaginales, y comencé a introducírmelo ávidamente tal y como había visto hacer en algún que otro vídeo de internet. No me costó mucho meterlo enterito, estaba realmente empapada. Era la primera vez en mi vida que me introducía algo en mi interior para masturbarme, fue extraño, diferente, pero la al mismo tiempo la novedad y la obscenidad de lo que estaba haciendo me excitaban aún más. Sentir algo tan duro en mi interior, al tiempo que frotaba frenéticamente mi sexo, me produjo un placer indescriptible. Lamentablemente no tuve tiempo para más, con unas últimas e intensas fricciones enseguida alcancé el orgasmo más fabuloso que alcanzaba a recordar. Gemí sin poderlo evitar, chillé tan fuerte que debieron escucharme por todo el hotel. Que brutalidad. Mi respiración se agitaba incluso varios minutos después de haber alcanzado el clímax. Todavía recuerdo la visión al incorporar a gatas mi aturdido cuerpo, el cepillo penetrando entre mis piernas totalmente empapado y sin que nadie ...